miércoles, 29 de diciembre de 2010

Crucemos los dedos!


He dejado entrever en muchos de mis posteos anteriores mi escepticismo hacia muchas cosas, en esta ocasión confieso que no soy creyente de las cábalas, ritos o similares.

Sucede que se acerca uno de los días más importantes para todos los cabuleros, que ya deben tener preparados todos los elementos necesarios para la noche de Año Nuevo!!

En mi familia, esa noche inexorablemente alguien se atraganta con alguna uva, ves a alguien salir a la calle con una maleta, otros subiendo a sillas, escalando escaleras, engullendo lentejas, vestidos de un blanco despampanante o luciendo alguna sexy bombacha roja.

Yo, nunca hice nada de eso, capaz por eso me va de esta manera, aunque tampoco me quejo, un color no lo predijo, pero a fuerza de sacrificio tuve mis gratificantes momentos y regalos en este 2010.

Pensé que quizás esas viejas tácticas no me sirven porque mis aspiraciones son un poco más contemporáneas, así que supongo que es el momento ideal para innovar e implementar nuevos rituales.

  • 6000 Gs entre las tetas: a ver si en la copa America terminás siendo Miss-ing (por caradura), y para redoblar la apuesta ponés 12.000 donde termina la espalda. Te lloverán contratos y toqueteos.
  • Vestir una sotana: hará que el dinero de otros vaya a parar a tus arcas. Efectos secundarios, parte de ese dinero será destinado a pensiones alimenticias.
  • Usar orejitas de conejo: para conseguir un matrimonio con un “adulto” de más de 80 años y bastante fortuna acumulada.
  • Usar un vestido de carne: no sos Lady Gaga ni estas por recibir un premio en los MTV Awards, pero podés ostentar ya que el precio de la carne está por las nubes y además te sirve para rematar un levante diciendo: con tu calor y un poco de sal, no vas a parar hasta chuparte los dedos!

Mi medicación no está funcionando bien estos días, pero estos santos últimos días son tan difíciles de llevar que un poco de locura me viene bien.

Me pregunto, ¿cuáles otras cábalas podrían funcionar?

lunes, 27 de diciembre de 2010

Verdugos del habla

Una frase muy popular reza: la palabra vale plata, el silencio oro; salvo que el síndrome chapulinistico se haya apoderado de mí, creo que venía por ahí la cuestión.

¿A qué viene esto? Simplemente a que no tengo la más remota idea sobre que escribir, pero tampoco quiero dejar de publicar algo. Lo primero que una persona normal diría es que no se siente inspirada, sin embargo, lo único que mi cabecita retorcida puede pensar es en: El Silencio.

Es verdad que quedarse callado es un buen negocio la más de las veces, y lo dice alguien que ha fracasado en esa empresa, pues ese filtro que usualmente la gente tiene donde tamiza lo que es conveniente expresar y lo que no, no funciona, incluso he llegado a creer que vine sin uno de esos. Los años, las metidas de pata, y muchas antipatías ganadas me han obligado a manejarlo mejor.

Y aunque me he declarado infinidad de veces como una loba solitaria, que disfruta singularmente de la quietud, el aislamiento y la mudez, existe una afonía que me pone sumamente nerviosa, y a la que nunca logro romper con éxito.

El tan afamado Silencio Incómodo entre dos personas, a ese no me lo trago; particularmente me pasa no sólo con gente que acabo de conocer, sino que tengo un listado de personas con las que a pesar de los años nunca sé de que hablar, son sicarios involuntarios de mi locuacidad e imaginación.

El clima es la muletilla más antigua, y me funciona, porque a un comentario como:

-Que calor!

-Sí, infernal como mis pensamientos cuando veo a Jude Law;

O:

-Me congelo, fríooo

-Casi tanto como Sanie Lopez Garelli dando las noticias

O:

-Cuanta humedad!!!!

-Aplastante como resaca de año nuevo

Siempre puedo rematar con algo que de pie a una sonrisa y que además genere confianza, pero con esos que conforman mi listado, éstas cosas no me nacen y siempre pienso que no van a encontrarlos graciosos, sino preocupantes, delirantes, de loca pues!

Por eso cuando me toca esa situación con algunos de estos demoníacos enemigos de la conversación pienso en una canción del gran Miles Davis, pues el sentenció alguna vez: “El silencio es el ruido más fuerte, quizás el más fuerte de los ruidos” (y da miedo).

miércoles, 15 de diciembre de 2010

No estoy Verde!


Agoniza, convulsiona y como es habitual en el lecho de muerte, pasa toda su existencia como una película, se arrepiente, se frustra pero entiende que es tarde para intentar cambiar algo, que ya el daño está hecho y hay que dejarlo ir, pero de todas formas sigue ahí, pataleando por un poco más de permanencia.

Diciembre es así, y como le decía a una amiga, cada año resuelvo las mismas cosas, me impongo las mismas metas que hace 10 años y al final del siguiente año sé que los resultados serán exactamente iguales al anterior.

En este doceavo mes todo gira en torno a la Navidad, guirnaldas, renos, papá noeles, comida, aguinaldos mal gastados, ladrones ávidos de evitarte el cargo de conciencia por el derroche de tu dinero, invasión de vendedores, pinos blancos de plástico, gorras, medias y chimeneas en un país donde cada 24 sobrepasamos los 35°, y que ante tanta demanda de energía el ente proveedor corta el suministro.

Admito que me gusta abstraerme un poco de todo ese convencionalismo (menos el de tirar la plata), así que evito ver los canales de televisión por temor a cruzarme con Mi pobre Angelito, por eso el fin de semana me alquilé una película, Ghost of Girlfriends Past, y me topé con una versión amorística de Canción de Navidad, esa magnífica obra escrita por Charles Dickens, que en mi niñez me llenaba de esperanzas, y de la que al parecer no tengo escapatoria.

El cuento fue escrito por el inglés en 1843, 167 años de infinitas versiones, y tanto nos han contado la historia que parece obligatorio crearnos nuestros propios fantasmas del Pasado, Presente y Futuro, que sin lugar a dudas nos encuentra descomunalmente endebles en estos días en que la llama de un año se va extinguiendo.

No soy un Ebenezer Scrooge, creo al menos, pero hay dos aspectos que impiden que “las Navidades” me sean tan emocionantes como a los demás. La primera que esa fraternidad, generosidad y nobleza de la gente en esas fechas me genera mucha desconfianza porque son tan efímeras e hipócritas como promesa de político en campaña electoral. Lo segundo y más importante, tengo un terror infinito de ver las innumerables cagadas que he cometido en el pasado, ver un presente deplorable y arruinarme el futuro conociendo el final de antemano.

La vida es como la cartera de una mujer, si revolvés mucho podés encontrarte con cosas desagradables e inservibles incontables veces antes de hallar lo que realmente estás buscando, y a mi me gusta viajar ligero.

Esas son mis razones, pero definitivamente: NO SOY UNA GRINCHA (sabes que te digo a vos)

martes, 9 de noviembre de 2010

¿Cuantas veces moriste?


Una de las cosas que aprendí en Dr. House, son las etapas por las que pasa el ser humano ante la certeza de su inmediata e irremediable muerte, quizás lo vi o leí en alguna parte antes, pero soy devota de Gregory, así que me complace la idea de que sea mi mentor.
Lo que él no me dijo explícitamente es que estas fases se aplican a demasiadas circunstancias por las que atravesamos en este trayecto de la vida a la muerte.

El proceso va así:
1. Negación: son demasiados años, momentos compartidos, todo tiene sus altibajos, no significa que me equivoqué, los destellos del sueño aún brillan, no todo está perdido; luego
2. Furia/Ira: para qué tanto esfuerzo, tanto sacrificio, no valora nada, no merece nada de lo que le dí, ni tampoco mis lágrimas, como pude fijarme en alguien como él, ¿en qué estaba pensando?, es una basura inmunda; más tarde
3. Negociación: no podemos rendirnos tan fácilmente, debemos darnos una última oportunidad, se atragantan con mensajes de texto, mails y llamadas, el amor todo lo puede…
4. Depresión: …pero con esto no pudo y te tirás a llorar desconsoladamente, a escuchar temas lentos del tipo Marco Antonio Solís, Celine Dion y Sin Banderas. Fotos, lugares, programas, olores, todo te lo recuerda y lo mejor para sanar es tomarte toda la cerveza que exista en la ciudad o empacharte con helado.
5. Aceptación: hasta que finalmente, y luego de haber aburrido a todos los que conoces con tu charla monótona, de ser bipolar, ambivalente y completamente vaga, un día te levantas y te sentís ligera, con las heridas sanas y con nuevos hábitos, acordes a tu nueva vida.

Hay acta de defunción que expone los motivos de la muerte, vivimos el duelo, enterramos algo y de tanto en tanto visitamos esas tumbas para recordar porqué hemos cambiado un poco nuestras maneras.

Me sentía un tanto reticente a la idea de la reencarnación, y resulta que sí existe, pero en esta misma dimensión, el cuerpo no cambia, pero el alma y el espíritu sufren mutaciones, a veces gloriosas, a veces tétricas. Unas veces víbora otras mariposa.

martes, 2 de noviembre de 2010

Memorias desmemoriadas


Benditos sean los olvidadizos pues superan incluso sus propios errores, esa frase acaparó mi mente esta mañana cuando en un periódico leía que unos científicos habían creado técnicas para borrar los recuerdos traumáticos.

Esa frase me quedó de la película Eterno resplandor de una mente sin recuerdos (Eternal Sunshine of the Spotless Mind), que trata precisamente de eso, de Clementine que decide borrar de su memoria a Joel, quien tras enterarse de ese hecho opta por hacerlo también, pero en pleno proceso de lavado de cerebro entiende que en realidad no quiere eliminar esos momentos felices e intenta retractarse.

En ocasiones uno recibe esos golpes bajos para los cuales nunca se está lo suficientemente preparado, y en ese instante de desesperación, dolor, frustración y delirio solemos izar la bandera del arrepentimiento.

Particularmente he vivido momentos verdaderamente traumáticos, escenas que calan tan hondo en tu ser que cambia toda tu estructura, y lo único que deseas con fervor es poder borrar ese instante para que aquello que te hiere, sin más deje de hacerlo.

Pensé en todos esos acontecimientos que me desgarraron el corazón, me inundaron los ojos de agüita salada y que en algún tiempo hubiera elegido no experimentar, son muchos debo admitirlo; algunos más dramáticos que otros, y de hecho la intensidad de las estocadas varía de persona en persona, lo que unos consideran frivolidad para otros es cuestión de muerte.

Me pregunté como sería hoy sin todo ese fogueo que moldeó mi carácter, mis prioridades, mis valores. Es fácil concluir que no sería la misma, y tal como nos lo mostraba la película, podría resetearme una y otra vez, que las posibilidades de cometer los mismos errores serían los mismos porque en esencia no se cambia.

Me tocó un martes de replanteos al parecer, pero aún cuando los resultados no siempre fueron los esperados; a la pregunta ¿Cambiarías o borrarías algo de lo que hiciste/viviste? Rotundamente, No. Esa es mi respuesta.

La felicidad y el amor son lugares donde uno desea estar siempre y donde a uno no le importaría terminar muerto, dicen también en esa película.

¿Se animará realmente alguien al “deleteo”?

jueves, 28 de octubre de 2010

Las redes del vicio


En algún tiempo pasado yo creía que si alguien decía que sufría una adicción se refería exclusivamente a la dependencia de las drogas, con el tiempo fui descubriendo otros desencadenantes de las adicciones como el alcohol, los juegos de azar, el robo y la mentira.

Últimamente se han destapado otras como la de Tiger Woods y su adicción al sexo (está mal en realidad esto?), la de Hugo Chávez por ser eterno presidente, la de Larissa Riquelme con la numerología y ésta que es la que padezco y declaro: Soy Redsocial adicta.

Desde mis propias vivencias, quiero compartir con uds algunos de los tips que me ayudaron a reconocer mi afección.

  1. Frente a una computadora lo primero en revisar son las cuentas Facebook y Twitter, pestañitas que no se cierran nunca.
  2. Cuando lees un libro, estas en una amena conversación, ves la televisión, vas al cine u oís a la gente en los pasillos decir alguna frase ingeniosa, graciosa o deplorable pensás, eso lo tengo que poner en FB.
  3. Tus colores favoritos son el azul y el celeste pajarito.
  4. Un follower nuevo o una solicitud de amistad es como salir electa Miss Amistad en un certamen de belleza, super emocionante!
  5. Habiendo gente de carne y hueso a tu alrededor con la cual mantener una amena charla preferis ver tus menciones del Twitter y explotar el Chat del FB.
  6. Cada vez que alguien te pregunta tu opinión respecto a algo y eso te agrada solo te limitas a levantar el pulgar.
  7. En ronda de amigos alguien en medio de su ebriedad recita poemas o lanza gags brillantes le decis, eso esta pa retwitear!
  8. Comes, dormís, vas al baño, caminas, pensas, amas, odias…todo esta en el nuevo diario íntimo, Twitter.
  9. El ringtone de mensaje de tu celular es el toc del FB.
  10. Te comes las uñas por ver la película Social Network
  11. Te acordás de tu propio cumpleaños gracias a Facebook
  12. Cuando colgás un video de youtube lo hacés porque a vos te gustó pero mas que nada para que a los demás les guste y te lo digan!
  13. Hashtag, muro, etiquetar, perfil, aplicación están presentes varias veces al día en tu speech
  14. Rompés el hielo diciendo: vi el otro día en tu actualización de relación que ahora estás Soltero
  15. Seguime que yo te sigo es la frase que destronó al popular de los mosqueteros todos para uno y uno para todos (algo así, la verdá yo le levanto el pulgar a lo primero)
  16. Te volvió un documentador maniático, toda afirmación debe estar acompañada de su correspondiente fotografía.
  17. Gracias a Facebook te enamoraste y gracias a él te separaste
  18. Decir que asistirás a un evento es un compromiso asumido, un pacto de caballeros.
  19. Gracias al FarmVille desarrollaste tus aptitudes para el trabajo y los negocios.
  20. Desconfias de las personas que no tienen cuentas en alguna red social

No puedo hablarles de los síntomas que se manifiestan ante la falta de conectarse al mundo y espero no experimentarlo, pero si te indentificas con al menos 3 o 4 de las características es que sos o estas en camino de ser de los míos.

Esto no es científico, no intenta ser gracioso, es sólo una experiencia religiosa diría Fernando Lugo.

martes, 26 de octubre de 2010

Before/After


Yo trabajo 11 horas diarias en una oficina, allí es que aprendí que muchas de las cosas que me resultaban maravillosas pueden pasar a ser horribles en un santiamén y además algunas otras no cambian nunca.

Cuando era niña creía que el trabajo era mi liberación, me daría independencia, podría alquilar mi propio espacio, comprarme lo que quisiera, era la libertad. Resultó ser una esclavitud disfrazada, pues no tengo la libertad de hacer lo que quiero, sino lo que hay, y eso además de ser frustrante es poco remunerativo, porque compré tantas cosas a cuotas que terminé siendo totalmente dependiente de este puesto. Ahora me gano dinero, el cual nunca fue propio gracias a los débitos automáticos.

En la secundaria me decía que superada esa etapa imberbe llegaría una de madurez, donde esos chismes y rumores acabarían, nos concentraríamos en cosas importantes, trabajaríamos para cambiar el mundo, y así es como hoy todas las mañanas me reúno con 5 compañeras/ amigas a contarnos las primicias y susurros acontecidos en los pasillos durante el día anterior.

Solo pensaba en dejar de usar ese tétrico uniforme colegial y vestir de la forma que me plazca, ahora agradezco al cielo tener un traje que vestir todos los días y no tener que preocuparme por pensar en que ponerme cada mañana.

Amaba los días de lluvia, los de intenso frío porque eran perfectos para quedarse en cama mirando televisión, ahora medito cuanto me descontarán por un día de ausencia, un simple costo/beneficio.

El stress era un mito, no podía jamás dormirme sentada, ni siquiera en un bus con largas horas de viaje por delante, sin embargo, ahora puedo soñar incluso cuando estoy comiendo, eso que otros han desarrollado la capacidad de hacerlo con los ojos abiertos.

Debo cumplir horarios, reglamentos, me evalúan constantemente, las físicamente agraciadas se siguen quedando con lo mejorcito, a veces te toca trabajar por el inútil vivaracho ese que se rasca y se lleva meritos contigo, existen buenos y malos jefes así como los maestros.

Resumiendo las cosas no cambian demasiado con el paso de los años, y algunos universos parecen mejor de lo que en realidad son, igual trabajaría, pero con 3 veces a la semana me alcanza.

domingo, 17 de octubre de 2010

Me confieso (Parte I)

Este fin de semana vi una película llamada Al diablo con el amor (I hate Valentine’s Day).

Y para qué negarlo, yo era una Genevieve; alguien que cree que el amor es algo maravilloso pero que tiene fecha de caducidad, que pasado el encantamiento no queda nada bonito y que realmente no valía la pena esforzarse por mantener algo que en definitiva solo te daba dolores, de todos los tipos.

Soy de las que frente al mundo me reía de Corín Tellado y entre cuatro paredes lloraba, suspiraba con esas tontas novelas cursi, puro rosa. Me burlaba de las canciones melosas, cortavenas pero que de tanto en tanto me hacían derramar lágrimas.

Sin dudas, todos venimos preparados para amar, para vivir el amor, el problema es que las formas son distintas en cada uno de nosotros. Además a algunos, ciertos espectáculos que presenciamos en algún momento clave de nuestras vidas nos condicionan en esa materia, tristemente para unos, por toda la eternidad.

En mi condición de fémina puedo afirmar que todas, hasta las que se las dan de superadas y poderosamente masculinas en sus concepciones amorosas, en momentos de debilidad esperan vivir su cuento de hadas con príncipes, la única diferencia, es que éstas no esperan que sean azules, más bien verdes o flúor.

Un Napoleón aún más pequeño de lo que fue, está dentro nuestro y planifica estrategias de defensa y también ofensivas potentes para no caer jamás en las garras de ese sentimiento tan insolente que nos empuja a cometer los errores más grandes como así también las locuras mas adorables.

Somos pequeñas cajas de pandora, al abrirlas no sabemos qué podemos esperar, y es que tanto tiempo hemos estado encerradas que solo podemos causar alguna que otra catástrofe cuando vemos los destellos del amor.

Una mujer ya es complicada en su naturaleza misma, nosotras aún más. Pero la cruda verdad es que: nos domina el miedo, y que tras esa armadura somos cristales fragilísimos temiendo quebrarse irreparablemente.

lunes, 30 de agosto de 2010

Espejismos peligrosos


Me declaro bastante escéptica. No creo en cábalas, la alineación de los planetas, maldiciones de las cadenas de mails, que Santo Tomás deba beber el primer tereré o cosas parecidas.
La incredulidad y desconfianza son mis cartas más usadas, se las reconoce cuando aparece porque la ceja izquierda se levanta ligeramente y me delata la muy desgraciada.
El azar tampoco nunca ha sido mi aliado, en esa no puedo coincidir con el gran Roa Bastos. La única vez que estuve cerca de ganarme algo fue cuando tenía unos 9 años y en la escuela se realizaba una serie de sorteos, no recuerdo en conmemoración de qué, pero sí que había sacado un numerito y no tuve mejor idea que intercambiarlo con una compañera 10 minutos antes del sorteo. ¿Hace falta decir que uno de los ganadores fue el número que cambié?
Tampoco en el amor me ha ido como un cuento de hadas, así que no se cumple en mí el famosísimo dicho que me prometía que si en el azar me iba mal sería afortunada en el amor. Me siento como Damien, el anticristo que viene a romper con toda creencia o esperanza.
Pero hay algo que no deja de sorprenderme, algo que hasta hoy es infalible, no puedo ignorarlo porque es tan poderoso que a veces agobia, otras me llena de ansiedad.
Los presentimientos.
Cuando presiento algo inexorablemente sucederá, aunque nunca tenga la certeza de lo que ocurrirá, sin embargo, puedo intuir hacia donde apunta y si es bueno o malo.
Hace un par de días tuve uno, y apenas horas después este se materializó. Fue entonces que me di cuenta que no todas las veces es tan inesperado o sorprendente como creía, sino mas bien el resultado lógico de conductas, hábitos, vicios que tarde o temprano desembocan en lo mismo.
Estén colmados de optimismo o de un brutal pesimismo, estos vaticinios están basados en antecedentes, esos que en algunos casos, como el último que experimenté, quieren ser borrados para escribir una historia nueva donde los augurios difícilmente se convierten en realidad.
En ocasiones nos sumergimos en la negación, soñamos con que eso baste para torcer el destino y que lo inesperado nos pesque ingenuos, candorosos. Las quimeras permanecen latentes hasta que la crueldad matemática de las probabilidades las hace añicos.
Cuando las emociones, los sentimientos están involucrados es difícil ver, respirar la realidad como el humo incansable de estos días, solo nos complica, pero cuando llegamos a los momentos determinantes, como bien nos lo enseñó Einstein, no podemos esperar resultados diferentes haciendo siempre lo mismo.
No niego la existencia de Milagros, una señorita primorosa y generosa me han contado, solo que a mí no me la han presentado aún.

lunes, 23 de agosto de 2010

La sonda de Copiapó


En mis lecturas infantiles yo quedaba estupefacta y maravillada con los cuentos de Julio Verne, un visionario impresionante.
Este fin de semana recordé una de esas extraordinarias historias que me hicieron recorrer lugares fantásticos, como cuando emprendí el Viaje al centro de la tierra.
Fue en el entretiempo de un clásico del fútbol paraguayo (Olimpia – Cerro Porteño) que la CNN me muestra un papel con letras rojas que decía: Estamos bien en el refugio los 33. Y tras 17 días hubo al fin una señal de los mineros atrapados tras un desmoronamiento.
El presidente Chileno, Piñera, que según el periodista que relataba lo acontecido no era alguien que mostrara sus sentimientos, se veía sumamente emocionado, los rescatistas con los ojos húmedos y una alegría incomparable en los familiares que hacen vigilia esperando por esos hombres.
Había leído los titulares y algunos resúmenes de esta noticia, aunque la verdad es que no le presté mayor atención a la que le doy a noticias relacionadas a Ricardo Fort, pero ayer me tocó de una manera distinta.
Me pregunté, que hice yo en esos 17 días, y siendo sincera no fue demasiado. Atornillada a mi rutina, entregada al aburrimiento, insulsa y displicente. Me cuestioné además como reaccionaría a 700 metros bajo tierra, contando con comida y agua para apenas 3 días.
El consumismo, la obsesión de la apariencia nos llena de ropajes, de máscaras y nos inventamos mundos que se derriban con el primer soplido. Compramos autoestima con la etiqueta de unos jeans, adquirimos status con un par de camisas, y llenamos nuestras vidas de cosas materiales y apariencias.
A veces nos olvidamos de alimentar lo imprescindible, el espíritu, el alma o como prefieran denominarlo, eso que en las profundidades y a sabiendas de que demorarás meses en volver a ver la luz del sol, sentir el afectuoso abrazo del ser amado y agradecer por simplemente poder sentir en la piel el inmenso desafío de vivir, será el baluarte de tu espera.
Ese estuche por el que nos desvivimos no resiste semejante situación y es seguro que tampoco imaginamos que pudiéramos atravesar circunstancias tan fuertes y reveladoras.
Quizás sea nuestra condición humana la de tener que tocar fondo para valorar lo esencial, que como decía el Principito, es invisible a los ojos, pues no se ve bien mas que con el corazón.

jueves, 19 de agosto de 2010

Cuando la ficción debería ser ya una realidad


Hace apenas un mes atrás anunciaban chochísimos desde “la Expo” el proyecto Metrobus Pya’e Pora (rapidísimo sería la interpretación) en la ciudad de Asunción, que consiste en la implementación de los llamados buses articulados, los cuales tienen capacidad para 150 pasajeros.

Como yo me aburguesé hace unos 9 meses, es decir, me compré un auto, lo primero que me preocupó es cuan más lento se volvería el tránsito en las horas picos con esos gigantescos acordeones. Ahora que la ciudad de Asunción cuanto mucho cuenta con avenidas dobles -todas llenas de cráteres y tristísima señalización además- que no dan abasto a un parque automotor que crece desaforadamente cual gremlins de vedettes, ¿como sería con estos Goliats del transporte?

Antes de pensar en una respuesta antológica el que yo creía era mí mas fiel compañero me pidió a gritos un respiro y fue al taller mecánico, allí otra realidad me golpeó, la de viajar en ómnibus, lo cual es sumamente traumático, lo que casi olvido tras estos meses de pura felicidad.

Es que para viajar en bus en Paraguay tenés que entrenarte en el vale todo, ya que las paradas oficiales son solo un adorno inútil, les hacemos “la parada” en cualquier lugar menos donde deberíamos, no se forman filas para subir, las posibilidades de que te roben el celular son tan altas como las temperaturas veraniegas de esta tierra guaraní. Si sos mujer la pasás peor porque de seguro alguna franeleada o pincelada sufrís, alguna toqueteada de trasero, alguna respiración en la nuca, sin contar los callos que pueden causarte tus tacos tras una hora de viaje, y es que venís parada todo el trayecto.

Sí, esto del tráfico me ha convertido en una Lorenza Lamas, una eterna renegada. Es que si nos pusiéramos a pensar en el tiempo que invertimos en semáforos y embotellamientos el stress sería el doble del que ya padecemos.

Esas universidades que día a día publican estudios vanos sobre que las mujeres que visten mejor cuando ovulan por ejemplo, deberían abocarse de lleno a reproducir el exótico transporte utilizado por el Señor Spock en Star Trek.

Yo, aunque corriera el riesgo de que las orejas se me respinguen y deje de ser una terrestre para convertirme en Vulcana, utilizaría ese medio.

Sheldon Cooper, ese fascinante y odioso físico, definió que a pesar de que la máquina teletransportadora pudiera determinar el estado cuántico de la materia de un individuo, en realidad no estaría teletransportándolo, sino destruyéndolo en una ubicación para luego recrearlo en otra.

Así que basados en ese concepto, además de ahorrarnos tiempo, ira y contracturas sería una estupenda oportunidad de rehacernos tras cada viaje.

Dejémonos de dar vueltas, teletransportémonos YA!

martes, 17 de agosto de 2010

La historia sin fin

una continuación de naturaleza escorpión...


Martín fondeó su vaso y espetó toda clase de improperios en contra no de Paula, sino de las Mujeres en general:
-
Histérica, loca, no hay po****** que le venga, por
eso seguro la dejaron - y así hasta que olvidó hasta la dirección de su casa-.

La resaca del día siguiente no lo dejaba olvidar la desventura de la noche anterior, y lo que le dolía de verdad era no haberla reconocido, haberse dejado engatusar una vez más y haber caído redondito en ese juego donde el empate no existe.

Recordó que cuando la vio dijo: ésta es la nuestra, esta noche vos y yo tenemos fiesta le decía a su miembro mientras se acercaba. Está casi ebria, aunque no para que se me quede dormida, está en el punto exacto, divertida.

No era una mujer espectacular físicamente, tenía quizás algunos kilitos sobrantes, y su aspecto no era fresco y tentador, pero ese halo de atrevimiento y picardía que veía en ella eran suficientes para una noche de motel. Resultó que el halo fue más fugaz que lo que son las noches de touch and go.

Como era de esperarse su enojo y los cuestionamientos se trasladaron a todas las mujeres de su vida: amigas, hermanas, primas, compañeras, vecinas, etc. Ellas le han explicado algunas de las razones por las que las mujeres actúan de esa forma, como calienta pavas, y dieron algunos ejemplos:

1. Quieren pero la idea de cargar con el mote de zorra es mas fuerte

2. No sabías pero había otro en ese lugar, el que realmente le interesa, y fue una fantástica oportunidad de generar celos

3. Porque la dejaron y deseaba sentir que aún podía “levantar”

4. Es una perversa de la hostia y le encanta sentirse poderosa, jugar con los hombres cual títeres

5. Se le acabó la plata y aún quería seguir bebiendo, no se depiló, estaba con el período o simplemente está loca

Pero como es evidente no faltó la feminista que alzó el dedo índice, lo señaló y le exclamó: los hombres también son histéricos, un día te regalan el cielo y la tierra, después se borran, te meten a un freezer, solo frío podés sentir.

Eso llenó a otra del coraje suficiente y dijo, además no saben lo que quieren, desean mujeres putarracas, de esas loquitas que salen en la tele pero noooooo, esas no son para casarse.

Martín se levanta y dice, por supuesto que sabemos lo que queremos, pero cuando nos borramos, cuando dejamos de interesarnos es por una cuestión muy simple, nos cansamos de remarla.

Al final de cuentas, hombres y mujeres básicamente quieren lo mismo, embocarla. Las nenas el dedo en el anillo y los nenes el pitulín en la argollita.

¿El secreto será aprender a manejar los tiempos?

jueves, 12 de agosto de 2010

Naturaleza escorpión

Paula no tenía intenciones distintas a las de compartir tragos y una buena charla con sus amigas. Reír hasta llorar, criticar todo lo que se movía y lo que no también, burlarse de sus propias desgracias y brindar continuamente por las pequeñas bendiciones que han recibido a lo largo de una década de amistad.
Una mujer de 35 años que tras un largo período en pareja se encuentra nuevamente soltera se siente libre, cree haber recuperado su vida y su esencia, se convence que con la experiencia y la confianza que había ganado en ese tiempo podría manejar a su antojo cualquier situación que se diera con un hombre.
En mitad de una carcajada ve pasar a un atractivo varón, en 10 segundos pudo deducir que rondaba su edad, unos treinta y algo, emulando la visión de superman se percató que no llevaba anillo, y él al parecer tenía esa manía de héroes de comics porque llevaba una remera de Spiderman, una que dejaba notar una pancita cervecera.
Si lo examinara con sus sentidos lúcidos quizás no hubiera reparado en Martín, pero el alcohol hace que todo sea más lindo y vacilante, sin contar sus siete meses de sequía sexual. Su apetito era feroz.
Casi sin percatarse se encontró mirando de reojo constantemente a la mesa donde se encontraba, no dejaba de tocarse el pelo, su sonrisa era todavía mas amplia, cruzaba y descruzaba sus piernas haciendo resucitar esa falda a la que había dado por muerta.
No podía adentrarse en las conversaciones que mantenían en su mesa, toda su atención se dirigía hacia ese ejemplar de macho cabrío que la hacía alucinar con la fornicación. Inconscientemente muerde y lame sus labios, se sacude la ropa, toca sus pendientes, acaricia sus muñecas.
Hay cosas que no cambian, y a pesar de haber pasado la pubertad y la revolución de las hormonas, allí se encontraba ella, con las mismas mañas de coqueta, utilizando esos viejos artilugios que antaño tan bien le habían funcionado.
Bebía la helada cerveza que corría sin parar en su vaso, estaba sedienta, pero la Stella Artois no podía calmar esa necesidad incontenible de sentirse viva y tan pecadora.
La madrugada la aplastaba con una embriaguez elegante, tanto que no está segura de si realmente lo ve venir o simplemente es su deseo ardiente mezclado con su borrachera lo que la engañan.
- Vi que me mirabas y yo no pude evitar mirar tus piernas. Soy Martín.
- Vi que pasabas y no pude dejar de mover mis piernas. Paula.
Fueron hasta la barra del bar, se tomaron un par de cervezas y las palabras eran bombas atómicas cargadas de erotismo, el juego era candente, ella rozaba con sus rodillas sus muslos, posaba sus manos en sus hombros mientras inventaba alguna historia.
Susurran en su oído: Paula yo me voy, te quedas? Entonces ella le pasa la mano, le agradece la charla, el momento y los piropos, y agrega:
- Martín, Milan Kundera tiene la culpa.
Quizás el nunca entendió, pero para ella quedaba confirmada esa teoría esbozada en la insoportable levedad del ser:
“La coquetería es una promesa de coito sin garantía”

martes, 10 de agosto de 2010

Incomprendidas


Cada vez que se instala alguna transición me da miedo. Las transiciones no son fáciles de superar, sobre todo para nosotras, las mujeres. Y ello se nos complica aún más porque somos unas románticas incurables, veletas enamoradizas.
Es que esto se trata de enamorarse, de ese encantamiento fugaz pero fortísimo que nos excita hasta hacernos temblar, y Wilde decía que la única manera de librarse de la tentación es cediendo ante ella.
Me han repetido miles de veces que las oportunidades se presentan una sola vez y que es casi un deber aprovecharlas, no puedes dejarlas escapar porque podrías cargar con el peso del arrepentimiento por toda la eternidad.
Para las féminas no es una cuestión frívola ni superflua, sino una consecuencia lógica de lo dicho antes y de ese hipnótico candor que emana de las vidrieras en esta época de: FIN DE TEMPORADA!!!
Lo confieso, a mi se me afloja fácilmente la billetera ante una liquidación como a Tiger Woods los calzones.
20, 30, 40 y hasta 50% de Descuento, 2x1 y toda clase de ofertas por donde sea que vayas, los ves en vidrieras, en buses, columnas, machacándote con el marketing viral; se meten por todas partes, es como esa película protagonizada por Tom Welling (lo único rescatable), The Fog, donde esa densa niebla no perdonaba agujero alguno, vaya, creo que conozco a unos cuantos así, pero mejor no me desvío hacia esos inhóspitos caminos.
Es probable que ante los ojos de un escéptico o un practicista empedernido tus invaluables adquisiciones no resulten más que cosas inútiles e innecesarias, pero eso es solo por la incapacidad que tienen de experimentar esa sensación abrumadora de llevar engreída un vestido nuevo.
Lo que sí es absolutamente injusto es que esos descuentos no se apliquen cuando vas de compras porque rompiste con tu novio, tenés novio nuevo, tu ex ya esta con otra, tu ex aún no tiene otra, tu ex te dejo por otra, tu ex debe saber que no sos como otras, porque es probable que te lo cruces en cierto evento o porque querés que cualquier mujer con que te atravieses explote de envidia (conozca o no a tu ex).
Podrán decir que es una enfermedad, te desesperarás a fin de mes cuando ya no haya ni monedas, fraccionarás una y otra vez tus deudas, te aconsejarán y sabrás que tienen razón, pero la emoción de llevar puestos unos zapatos nuevos no la puede pagar ni siquiera una MASTERCARD (aunque el par que compré el sábado las pagué con VISA, pequeño plástico que descansa en mi freezer porque le saqué fuego en este invierno polar).
Mi nombre es Lincy Lu y soy una compradora compulsiva.

miércoles, 4 de agosto de 2010

Había una vez...


En más de una oportunidad habrás tejido historias basado en el HUBIERA. Yo tengo muchas, todo el tiempo, a veces sobre mi propia vida, y demasiadas otras sobre la de los demás, y aunque sea retorcido casi siempre son para nutrir mi particular humor y forma de ver las noticias (¿?)
Hoy, a medida que leía titulares éstas eran las cosas que hacían destellos en mi cabecita:
1.¿Dónde estaría y que haría Larissa Riquelme si la burkini fuera el boom del momento y lo único permitido? Miro sus fotos que pululan en Internet, sus poses perfectas me parece que no lucirían tan impactantes ni vendibles en ese traje. La imaginé como maestra de lenguas (sutileza) sin el az del desnudo.
2.Tacuara y el penal a España, si Casillas se hubiese lanzado pa el otro lado, o si Cardozo no hubiera pateado con la garra boricua de Ricky Martin, sino con la guaraní, bien arriero como Tiger Woods: Lilian Soto nos dejaría con las 6 horas laborales, Yolanda Park le devolvería el marido a la rubia y Sara Carbonero no sería mas que Sara Carbonero.
3.Si Chelsea no fuera Clinton: un apellido, un papá ex presidente, una mamá secretaria de estado y una fortuna son más que suficientes para que puedas casarte con un banquero, aún teniendo esa carita de Chelsea. Sin todo lo dicho probablemente estaría escribiendo un correo para cambio radical o sería la esposa de un Ministro del Interior, cualidades para eso le sobran.
4.Si la Casa Blanca no fuera Blanca, Obama, ¿hubiese querido ser Presidente? Tal vez estaría ensayando unos pasos de baile, abriendo una guardería y cantando We are the World.
5.Lo que sería si Paraguay tuviera mar, tendría de salvavidas a las top de HR Model con super trikinis, existiría elecciones de misses de todas clases y de todas las discotecas, cazarían tiburones blancos, habría derramamiento no de petróleo sino de materia fecal, en lugar de leche leche sería agua de coco, agua de coco. Igual iríamos a camboriú porque sale mas barato.
6.Lady Gaga le dijo a Vanity Fair que teme que el sexo le inhiba la creatividad. Si Lugo dejara de concebir hijos en el nombre del padre, ¿tendría mayor ingenio para conducir éste país?
7.Si el pájaro campana no fuera yeta Dany Durand y Clari Arias lo habrían contratado como mascota oficial (mmm..me parece que sí lo hicieron)
8.Si Cohelo fuera EMO, El Alquimista sería militante de Al Qaeda, andaría ametrallando a cuanto provocara sospecha razonable (como la Ley de Arizona) de que ser imperialista (Chávez dixit) pero cuando tuviera la fórmula se la vendería a la CIA para luego suicidarse. Su obra célebre sería sin dudas Verónica decide Morir.

PS: ácido, negro, sarcástico...que humor de mierda tengo.

martes, 3 de agosto de 2010

Síndrome Meucci


Oscuridad, un portón de madera y una impaciencia sin precedentes. Fue un día de reyes que asumí esta condición; no podía dormir así que vigilé esa entrada para corroborar la llegada de los camellos que cargaban los regalos anhelados. Casualmente las caras de esos desérticos animalitos se parecían asombrosamente a mi Mamá y mi tía Josefina. Por supuesto, como había aprendido de las películas trilladas que pasan en esas fechas, corrí y me tiré a la cama fingiendo astutamente un placentero sueño.
Creo que cuando descubrí el inacabable sabor de la primicia, de lo inmediato, me rendí ante al vicio y no he podido abandonarlo. Naturalmente como cualquier adicción cuando no lo tengo enloquezco, así de simple. No es un estado permanente, aunque más de uno pueda afirmar que estoy loca.
Con el arribo de la globalización, y todo ese fenómeno cibernético – cultural, fui saciada en muchos aspectos, sin embargo, no han dejado de existir villanos poderosos capaces de ir contra las tendencias mundiales y dejarte en jaque.
Poco importan la trascendencia, el impacto o la complejidad que las situaciones tengan, cuando las ansias se apoderan de tu voluntad, de tus pensamientos, de los latidos del corazón, todo pasa a segundo plano y el eje gravitacional de tu vida se convierte en uno solo hasta que se rompa el sacrosanto silencio con un armonioso timbre mp3.
Tengo una lista larga de cosas que detesto, pero ésta sin dudas la encabeza. Existe una gran variedad, pero la que me tocó en estos días es tremenda, y creo que atenta contra el uso racional de la energía y de mi economía porque como lo que debe llegar, no llega, me distraigo molestando a otros.
Séneca decía: Todo lo puede esperar el hombre mientras vive. Pero yo juro que no puedo, sencillamente porque la espera es directamente proporcional a la agonía previa a la muerte para mí.
Una respuesta quizás fútil, pero que me tenía famélica por oír sonar a mi teléfono y leer un par de palabras, asesinas del buen castellano por la atrocidad de las abreviaturas, nada más que a eso se reducía mi padecer. Llegó, pero no con la rapidez que la era digital y 2.0 me prometieron.
Aguardando por un puesto de trabajo, por noticias de alguien, para confirmar citas o datos, sea el contexto que fuera, quiero que quede constancia que cada vez que alguien dice: Te voy a llamar o te estaré llamado, está matándome.

viernes, 30 de julio de 2010

Amiwitos

La menor de la familia, 8 años de diferencia con el penúltimo de mis hermanos, entonces cuando yo empezaba a andar e ir a la escuela ellos ya estaban con las hormonas revueltas y experimentando cosas nuevas. Recuerdo que a pesar de tener muñecas y juegos de té, a mí me gustaba sentarme frente a un buró donde mi mami tenía sus cosméticos, medicamentos y un montón de otras cosas, allí yo recreaba una ciudad, historias fantásticas donde un esmalte tenía rostro, padecimientos y gozos.
Pasaba mucho tiempo en ese mundo imaginario donde todo tenía vida y yo jugaba a ser Dios, condenando a veces, otras regalando milagros. Y ahí, donde todos actuaban bajo mis hilos no podía yo sufrir desilusiones, nadie poseía la capacidad de herirme pero tampoco de sorprenderme.
En el patio que estaba al lado de mi casa había una planta de níspero, y una siesta me encontraba colgada de sus ramas como si fuera un murciélago, riendo y parloteando con mi vecina un año menor; desde ese día los perfumes con los que conversaba, esos mutantes que me acompañaban durante mis primerizos días se transformaron en una pelirroja de cachetes abundantes.
No sé bien la edad exacta que teníamos, no llevo la cuenta de los años en que sigo asombrándome, desencantándome y seguramente decepcionando alguna que otra vez. No podría determinar una cantidad precisa de aliens que han aterrizado y conquistado mi planeta. A veces tampoco recuerdo sus fechas de cumpleaños, el de sus hijos o de sus santos.
Lo que sí es cierto, tan real e intangible como el aire es que yo era una cajita vacía en esa época anterior, un hueco enorme que ocultaba una inmensidad de sentimientos, más buenos que malos, afortunadamente. Hoy que escribo esto, abro esa cajita y pasan tantas caras conocidas, lágrimas aleccionadoras y sonrisas luminosas, risas contagiosas, apodos, anécdotas, frustraciones, dolor y felicidad plena.
Ese estuche donde podía escuchar el eco de mi voz ahora está lleno de voces con diferentes matices, sonidos que me exaltaron el corazón de alegrías, que me recriminaban algún proceder imprudente, repletos de consejos constructivos, que me halagaban como cuando una madre festeja fascinada una mueca común en todos los niños, que me alientan a desafiarme constantemente, que apoyan mis mas controvertidas decisiones aún cuando por dentro tiemblan de temor ante la menor posibilidad de que no funcione, que me han dado la mano, una manta en el frío y compartieron unas cervezas o un helado en nuestras noches calurosas.
Cuando los miro, los leo, los siento, me convenzo que aquella siesta donde irrumpí en este universo colmado de afecto, de aprendizaje interminable, donde alimento continuamente a mi espíritu, ese día que sin darme cuenta rompí el vacío y la soledad para aventurarme al reto mas dulce que he tenido me remunera de una forma todavía más exquisita.
A vos que estás acá o quizás en algún lugar remoto, al que lleva a mi lado casi una vida o al que pasó fugazmente pero que de alguna manera me tocó el alma, al que me hizo llorar, al que me decepcionó y sobre todo a aquellos que hacen de mi vida un lugar más lindo, que me levantan tras cada caída, quiero decirles: Gracias por darme tanto, mucho más de lo que pueda ser capaz de devolver.
Demostrar mis sentimientos no es mi materia favorita, pero es oportuno agregar además que los quiero con todo el corazón y que mi lealtad con Uds. es inquebrantable.

Feliz día del amigo!!!

lunes, 26 de julio de 2010

Albañiles silenciosos


Hace ya algunos años, en una etapa absolutamente dulce y de un estilo de vida encantadoramente bohemia, caminaba por las mañanas para tomar un bus que me traslade hasta el campus de una Universidad, mi walkman era mi más fiel compañero, el lazo único con la era 2000.
No era un Bacstreet Boy ni Leonardo Di Caprio el varón que me hipnotizaba, a mi me dejaba anodada el Hombre de Vitruvio que estaba pintado en el centro del patio, ése que me enseñó sobre la simetría del cuerpo humano y del universo mismo.
No acudía a clases, iba a sumar viñetas a ese ítem del Currículo que habla de experiencias laborales, pero fue más un paseo magnífico hacía esa orbe de líneas, colores, hojas obra primera, transportadores y programas AutoCAD que lo relacionado estrictamente al trabajo.
Recién salida del colegio secundario, era para mi un deleite mirar desde la ventana de la oficina a los alumnos sentados al sol haciendo bosquejos, otros en las mesas del comedor entre sándwiches y libros, casi como una escena de las telenovelas mexicanas de adolescentes que miraba apenas un par de años antes.
Sin el más mínimo conocimiento sobre encofrados, dinteles, funcionalidad y otras cientos de palabras que fueron engrosando mi diminuto léxico y conocimiento fue que por primera vez vi la Ville Savoye, y por alguna razón quedó indeleble en mi retina, me enamoró.
Ma vie, mes joies, mes pleuras (mi vida, mis alegrías, mis lágrimas) decía Le Corbusier, el mismo que me convenció de que una casa es una máquina para vivir, un estuche de la vida, la máquina de la felicidad. Y como era natural apareció Oscar Niemeyer que me enseñó la sensualidad de la curva, para que luego Antoni Gaudí me recordara que aquello que me seduce definitivamente es una obra arte, la cual puede ser producto de la tradición invisible de todo un pueblo, como lo plasmó Kisho Kurokawa.
Admito que no sé más que eso respecto a la arquitectura, pero anoche cuando por casualidad capté en la televisión las imágenes del Museo de Arte Contemporáneo de Niteroi viajé nuevamente a esos días donde las ventanas, las puertas, el cielo y los árboles eran parte de ese conjunto mágico del cual dependía la felicidad.
Estilo barroco, moderno, contemporáneo, minimalista o del que fuera, había olvidado que la vida es un enorme plano en el que basamos la edificación de nuestro presente y del futuro, qué es lo que esperamos de él y como deberíamos responder ante circunstancias que pudieran surgir. Construir para sentirnos seguros, resguardados y en armonía.
Pero aún con cimientos sólidos, erguidos y soberbiamente hermosos, con el cielo como límite puede llegar un suicida pilotando un avión y derribar aquello que tanto sacrificio ha costado. Sin dudas, él para mi fue algo como eso, y también sin vacilar sostengo que aún habiendo causado la peor catástrofe fue bueno el interponerme en su camino y renacer.

jueves, 22 de julio de 2010

Sinfonía incendiaria


El sonido de su respiración inundaba ese recoveco oscuro donde estaba a punto de sentenciarse, la razón escupiendo argumentos pseudo morales, filosóficos y biológicos mientras tembloroso su cuerpo se acercaba, esa anatomía perfecta que despertaba los sentidos, que inducía a nuestras cabezas a abandonar los sermones aprendidos para llenarla de sensaciones, de fantasías, todo era sensorial.
Su aroma a flores mezclada de forma delicadísima con la excitación que empezaba a desprenderse de los poros de su piel mientras mis labios rozaban su cuello hasta llegar a sus orejas, prestas a oír el zumbante sonido de los besos, y las manos van deshaciéndose de todo obstáculo que se interponga en ese camino delicioso del pecado mismo.
Corazones galopantes, desconcertados ante tanto universo anatómico por descubrir, ansias alocadas causantes de torpezas de principiante, segundos de estupor al admirar el espectáculo de sus curvas turgentes, inevitable perdición en la que caí al deleitarme con su lengua inquieta y cargada de palabras sin sonido que hablaban de la manera más contundente que había podido experimentar.
Erizada su piel me contaba de sus temores, y yo que intentaba pacientemente poder hacer real la bendita leyenda del Triángulo de las Bermudas y nunca poder salir de allí, los roces estallaban en medio de nuestros sudores, incontenible pasión que se desparramaba de las formas imaginables, pero ésta sensación esta fuera de todo lo que el cerebro es capaz de soñar.
Gemidos suaves, intensos, su cuerpo arqueado demostrando la total rendición al placer con el pelo desparramado sobre el colchón, sus ojos cerrados y también los puños, aferrándose fuertemente a las sábanas, intentando vanamente contener esa explosión de amor que recíprocamente nos dábamos.
Cuadro majestuoso en el que la timidez, la culpa y el remordimiento habían florecido en el más puro sentimiento descrito de mil maneras diferentes en tantos poemas, poemas que no podrán jamás ser lo suficientemente bellos y nobles como lo que nace y se expande en cada lugar de nuestro ser.
En ese submundo donde nos desciframos Ana y yo, Luisa, no éramos una perversión, un atentando a la naturaleza, fuimos y somos dos amantes que anhelan un final feliz y eterno, sentados al atardecer meciéndonos en nuestras sillas y tomados de las manos recordando toda una vida compartida.


Nota: Este post es consecuencia del tema en boga, y mi forma de ver las cosas, aunque para algunos resulte mucho más complejo que este relato ficticio, sin embargo, ¿que más complejo que el amor y la vida misma?

martes, 20 de julio de 2010

No es ingratitud


El alba aún no raya y el despertador irrumpe insolente, un pequeño giro y le dices 5 minutos más, para luego dar un salto largo de la cama a la ducha porque no fueron 5 sino 20 minutos más, que en realidad tampoco son suficientes para hacer todo lo que deberías. Al volver a la habitación tomas una de las tantas cremas que reposan sobre algún buró, el invierno es cruel con la piel, para luego echarte encima un spray humectante que no hace el mismo efecto de la crema porque una es de miel de abejas sudafricanas que tocan vuvuzelas y la otra es el extracto de una extraña fruta que crece en los campos de Marruecos.
En tanto, enciendes la planchita by Roberto Giordano con iones para evitar el frizamiento de tu cabellera, al tiempo que vas decidiendo que vestir, si tienes uniforme quizás la decisión pasará por los zapatos, o los accesorios que usarás, corres a la cocina para calentar agua y quizás beberte un café o al menos prepararlo para el viaje.
Subes al auto, en cada semáforo tomas la cartera para cerciorarte que lo que necesitas está allí o para tomar algún instrumento quirúrgico que te haga ver las pestañas más largas y las mejillas rosas. No dejas de pensar las cosas pendientes que tienes en la oficina y aunque no sirva de mucho repasas, ordenas y planificas tus movimientos del día cuando algún ómnibus o motociclista te convierte en el Mozart de la bocina.
En medio de papeles, computadoras, decisiones, discusiones y sesudos análisis el celular suena y en la pantalla probablemente sea Mamá, hijos, sobrinos o cualquiera que necesite que les hagas un favor o que te comunique que algo en casa se rompió, alguna amiga desesperada de un oído, alguien necesitado de consejo o de una ayudita.
Tus tacos de 10cm intentan seguirte el paso acelerado porque aunque hayas dejado la oficina aún te quedan muchas cosas antes de decir que el día se ha terminado, porque tienes cita en la nutricionista, para luego ir a la peluquería, más tarde quizás tengas tus clases de alguna maestría o especialización, y en algún momento deberás parar en el supermercado y comprar lo necesario para el hogar, porque ella no se limpia sola y la cena no se cocina con el pensamiento, salvo que mates la dieta y un delivery te regale más minutos frente a la televisión.
Regia como habías salido de casa, oliendo a flores o frutas, llegas y descansas los pies para darte cuenta lo mucho que han cambiado las cosas desde el siglo XVIII, porque tienes el dedito pintado tras una votación, porque si quieres puedes ser a quien voten, te respetan como profesional y tienes la fortuna de tener un salario justo.
El feminismo te ha regalado tantas cosas y también, sin intención, te dejo una cruz. Te sabes una mujer capaz, inteligente, independiente, una que puede sola con todo y que al final del día trata de convencerse que los hombres huyen solamente por temor, por su enorme ego que se ve lastimado ante tu brillantez.
Pero internamente a veces te preguntas: ¿Por qué estoy sola? ¿Por qué prefirió a esa que no es capaz de sostenerle un argumento, que sus películas favoritas son las Jennifer Aniston y cree que Forrest Gump y el día de la independencia son historias reales?
En algún punto el camino se bifurcó y de la lucha por la igualdad de derechos se convirtió en una guerra sin sentido, porque iguales nunca seremos y ésa es la mejor parte de la historia, y es que la empatía y el amor no tienen que ver con cultura general, historia universal ni geografía.
A veces parece que olvido que ser mujer es un paraíso lleno de emociones donde los sentimientos también pueden ser demostrados con una comida caliente o una camisa planchada pacientemente.

viernes, 16 de julio de 2010

Zoología Oficinistica


Hace unos meses, tal vez menos, llegó a la oficina una manada blanca provista de guantes y jeringas para ejecutar un concierto de pinchazos, era la vacuna contra la gripe, y el público asistente no fue masivo, más bien escaso.
Y es que por acá sufrimos de dolencias que distan un poco de simples mocos, debería en realidad hacer presencia el Centro Antirrábico Nacional, porque las mordidas no toman descanso, de toda clase de animalejos además.
La fauna es bastante rica en estas tierras, aunque claro, también tenemos algunas flores, pero hoy no hablaremos de la exótica flora que ameniza esta naturaleza exuberante.
Si pienso en el clima, bueno, tengo que decir que es por momentos bastante fría en ciertas cuestiones, sobre todo cuando son favorables a los muchos plateros que hay, algunos solo por la carga, otros por iliquidez de sus activos en la ANDE, es decir pocas luces, y otros por tener 3 patas, aunque la existencia de ellos no se han evidenciado pues los talentos viriles de nuestros machos no resultan tan obvios como los de una ballena azul; y caliente bueno, con que solo un bichito logre estancar sus dientitos en la presa de turno o Melina Pitra llene el monitor de sus dones son motivos suficientes para elevar la temperatura a picos extremos.
Lo más raro de todo es que la mayoría son de exhibición, sin embargo nuestros visitantes son otras bestias, que también nos dan algún que otro mordisco cuando las oportunidades aparecen fugaces como la coherencia de actos y palabras.
Perras, hienas, serpientes, osos, ratas, cucarachas, lobos y murciélagos; carnívoros y omnívoros en su mayoría, novatos y veteranos, todos saben que para pertenecer a este clú debes tener la marca, la marca de unos saludables molares y colmillos para lo cual se necesitó una cobertura especial del seguro médico.
Una vez que eres miembro indefectiblemente la rabia afecta tu sistema nervioso central por lo que te vuelves bipolar, paranoico, irritable, y como los vampiros, cuando estas contagiado para sobrevivir no te queda mas que morder y chupar. Sangre, sí, es necesaria la sangre cual ritual demoníaco para lograr pactar mejores condiciones en esta jungla sustentable.
No estoy convencida de que la cura se encuentre en las vacunas, quizás a algunos haya que echarles agua bendita, alguna poción mágica, no polvos, porque de eso también tenemos, pero ello amerita un nuevo post.

jueves, 15 de julio de 2010

Antartica


Mirando los pies, caminando, iniciando el viaje es difícil imaginar donde irá uno a parar, podemos pintar cielos, campos y flores. Pasear sobre nubes, recostarse a la sombra de un vetusto árbol, mirar al sol fijamente para luego explotar burbujitas de colores, sentirse libre y todopoderoso.
No existe edad, motivos o causas concretas, no es cuestión de méritos o penitencias, simplemente es una parada más en el trayecto. Cuando llegué allí la vista no era tan espantosa como creía, es apacible y también lejano, salir de allí es mucho más complejo que llegar, y de hecho en la generalidad uno no se conduce a sí mismo hasta allí, y aunque el paisaje no es desolador tampoco ansiaría uno radicarse.
He ido varias veces, de la mano de diferentes personas, por razones triviales y significativas, sin embargo, la visita siempre es determinante. Es la disputa del hielo con el fuego irreducible, una mezcla de azar y certezas, una herradura quizás pueda simbolizar algo positivo para un supersticioso y la nada para el escéptico, lo innegable es que una vez que lo dejas atrás la mirada no vuelve a ser la misma, algo se transforma, muta a un estado que puede teñirse de ira o de sabiduría, el resultado no es algo que se pueda garantizar.
Son varias las teorías que giran torno a su nombre, algunos en busca de tesoros, otros aspirando a ser los primeros, no hace falta ahondar más para conocer como terminaron esas ambiciones.
Geográficamente un punto recóndito y desconocido, pero que he estado allí, que estoy ahí ahora es una verdad indiscutible. Sí, la Isla Decepción.

martes, 13 de julio de 2010

del 7mo arte..

Tarde calurosa, no hay mucho movimiento, quizás la oportunidad perfecta para recaer en el vicio. Un poco distintos a los que éramos, sin embargo, jugando a lo mismo y con ansias de un resultado diferente.
Halcones en movimiento, la migración constante a lugares tibios, donde se puede alimentar con aquello que se necesita para sentirse saciado.
Y en el fin de semana dos películas me hablaban de lo mismo, una frívola y fashion: Sex and the City 2, y la otra más profunda, conocida y perversa: Whatever Works de Woody Allen.
Confieso mi admiración por Woody, me gusta lo que hace, hasta hizo que me guste Penélope Cruz; y la otra se ganó mi estima en largas noches imberbes, siendo en un principio Charlotte York, una romántica empedernida, pasando por Miranda Hobbes una profesional exitosa e independiente, Carrie Bradshaw con un estilo inigualable, escritora, con un amor que fue y volvió tantas veces como la respiración misma, sí, Mr. Big era imprescindible y claro, pasando los años candorosos alguna que otra vez he sido Samantha Jones, descarada, promiscua, liberal.
Si la cosa funciona, o simplemente lo que funciona, Allen nos da mucho de él mismo con un personaje misántropo, maniático, genio como se define así mismo Boris Yellnikoff, quién abre la película con un monólogo fantástico, crudo y letal.
En ambas se plantean las relaciones amorosas como lo que son, algo complicado de emprender y que a su vez son las que probablemente mayor felicidad provoquen.
Quizás una enorme angustia sea el caer en la rutina y que la chispa se apague, se termine por completo volviendo monótona y sin sentido al amor mismo, y en ese intento incansable por no acabar así cometemos errores que nos inducen a terminar inexorablemente en ese hoyo al que tanto temíamos, y allí Boris exclama: En los papeles somos la pareja ideal. Pero la vida no transcurre en papeles.
No sé si el amor eterno existe, tal vez sea un mito como eso de la media naranja o las almas gemelas, pero que en algún momento de nuestra existencia nos topamos con esa persona que a pesar de las enormes diferencias, de los defectos, las obsesiones y toda esa carga que conforman finalmente lo que uno es, completa ese espacio que queramos admitir o no poseemos, esa necesidad de refugiarnos, de contenernos en alguien que sea capaz de potenciar hasta nuestros peores aspectos, o que logre “un equilibrio delicado”, de que eso nos llega, en eso sí que creo.
Puede que esté pecando pero las relaciones amorosas son casi un cliché, y no existen reglas ni fórmulas para que funcione, ni el amor es capaz de transformar en la medida en la que dicen que puede, porque tampoco se puede negar la esencia, la naturaleza que uno lleva dentro.
Sentencia Boris la película diciendo: no puedo cansarme de decir que cualquier amor puedes conseguir y ofrecer... cualquier felicidad puedes birlar o proporcionar... cada cantidad transitoria de gracia... cualquier cosa que sirva

Me quedé con la idea fija, para vos, para mi, lo que funciona no siempre es el mismo condimento.

Off Topic: solo para compartir porque morí de risa con este diálogo:
- Dios es gay.
- No puede serlo. Creó a todo el universo perfecto. Los océanos, los cielos, las flores hermosas, los árboles.
- Es cierto. Es un decorador.

viernes, 9 de julio de 2010

Pronóstico invernal


La lluvia borra la maldad, y lava todas las heridas de tu alma, me canta Spinetta.

En la ventana gotas gordas, brillantes y ansiosas juegan una carrera kamikaze hasta estrellarse contra el suelo, otras tan solo seducen con una melodía dispar y frenética.
La noche que precedió a esta mañana aguada también tuvo música, llena de notas de color, de risas y un sonido jazz nada excepcional pero preciso, esos momentos que por su sencillez y calidez se transforman en un recuerdo dulce que no quise olvidar tras esa copa de Luigi Bosca.
La resaca es sinónimo de exceso, y dicen que el exceso no es sano, y el único desborde, en la transición de la despedida de un día y la bienvenida a otro, no estoy segura de que haya sucedido realmente, quizas fue sólo George Benson que en medio de Kisses in the Moonlight susurraba: Verás que al final estaremos juntos.
Asfalto mojado, avenidas desiertas, el velocímetro que se dejaba caer a la derecha y la sensación de ser Marty McFly iniciando una aventura sin par, jugando a torcer el destino a mi antojo, yendo y viniendo a los lugares donde las nimiedades cambian el curso de la historia.
Contrarreloj, un leve martilleo en la cabeza, sed y menos de 8 horas de sueño (y digo, ni mi sueño es de 8 horas señores!) son el precio por alimentar al espíritu de emociones que la vigorizan.
En la piel quedan esos instantes en que uno es capaz de llenar por unas horas las ausencias y los silencios, son el aliciente perfecto a esa herida incurable que llevamos dentro, con nombres algunos, otros simplemente para poder disfrutar con mayor plenitud de la simplicidad de una mesa, luces apagadas y relámpagos que aportan ese flash perfecto para capturar ese segundo de esplendor.
Me puedo pasar horas mirando la lluvia desbaratarse sobre los techos mientras un lapacho rosa da vida a este paisaje gris, que paradójicamente está deslumbrante para mi.
Magia e ilusiones son los ingredientes de mi receta personal a la espera de un final abierto, donde nada es definitivo y lo insignificante modifica el universo de dos amantes estigmatizados.

jueves, 8 de julio de 2010

Benvenuto!

El pulpo Paul no predijo que yo abriría un blog, aunque como Holanda vengo amenazando hace tiempo.
No sé si este espacio será temático, realmente no lo creo, porque la pretensión es que este lugar sea Yo, más bien sea todos mis “yoces”, y soy tan volátil y diversa que pretender hablar de una sola cosa sería asesinar a muchas de las partes que me componen.
Lo pienso y me sorprendo, porque casi es un diario íntimo, por primera vez no soy un seudónimo, o quizás sí, pero es uno muy cercano a la realidad, y yo nunca tuve siquiera ganas de tener un diario, me parece bastante ¿cursi? También me pregunto quién podría leerme, a quién le interese lo que digo, pienso y siento, además de vos, y sabes que sos vos!
De niña quería ser escritora, aún lo deseo, en mi inocencia creía que podía, hoy sé que para eso se debe tener talento, y yo no soy más que puro esfuerzo.
En esa gran ilusión podría estar cometiendo un gran error, porque si me matan con los comentarios terminaré por sepultar mis mas añejado delirio, y me quedará dedicarme al modelaje (¿??)
Espero esto no sea una comprobación más de mis impulsos y poca constancia en las cosas que empiezo, espero pueda sostenerlo por al menos un par de meses.
Introducción abriendo paraguas, me despido con una frase de Bunbury en The importance of being Earnest:

"The good ended happily, and the bad unhappily. That is what Fiction mean"