martes, 9 de noviembre de 2010

¿Cuantas veces moriste?


Una de las cosas que aprendí en Dr. House, son las etapas por las que pasa el ser humano ante la certeza de su inmediata e irremediable muerte, quizás lo vi o leí en alguna parte antes, pero soy devota de Gregory, así que me complace la idea de que sea mi mentor.
Lo que él no me dijo explícitamente es que estas fases se aplican a demasiadas circunstancias por las que atravesamos en este trayecto de la vida a la muerte.

El proceso va así:
1. Negación: son demasiados años, momentos compartidos, todo tiene sus altibajos, no significa que me equivoqué, los destellos del sueño aún brillan, no todo está perdido; luego
2. Furia/Ira: para qué tanto esfuerzo, tanto sacrificio, no valora nada, no merece nada de lo que le dí, ni tampoco mis lágrimas, como pude fijarme en alguien como él, ¿en qué estaba pensando?, es una basura inmunda; más tarde
3. Negociación: no podemos rendirnos tan fácilmente, debemos darnos una última oportunidad, se atragantan con mensajes de texto, mails y llamadas, el amor todo lo puede…
4. Depresión: …pero con esto no pudo y te tirás a llorar desconsoladamente, a escuchar temas lentos del tipo Marco Antonio Solís, Celine Dion y Sin Banderas. Fotos, lugares, programas, olores, todo te lo recuerda y lo mejor para sanar es tomarte toda la cerveza que exista en la ciudad o empacharte con helado.
5. Aceptación: hasta que finalmente, y luego de haber aburrido a todos los que conoces con tu charla monótona, de ser bipolar, ambivalente y completamente vaga, un día te levantas y te sentís ligera, con las heridas sanas y con nuevos hábitos, acordes a tu nueva vida.

Hay acta de defunción que expone los motivos de la muerte, vivimos el duelo, enterramos algo y de tanto en tanto visitamos esas tumbas para recordar porqué hemos cambiado un poco nuestras maneras.

Me sentía un tanto reticente a la idea de la reencarnación, y resulta que sí existe, pero en esta misma dimensión, el cuerpo no cambia, pero el alma y el espíritu sufren mutaciones, a veces gloriosas, a veces tétricas. Unas veces víbora otras mariposa.

martes, 2 de noviembre de 2010

Memorias desmemoriadas


Benditos sean los olvidadizos pues superan incluso sus propios errores, esa frase acaparó mi mente esta mañana cuando en un periódico leía que unos científicos habían creado técnicas para borrar los recuerdos traumáticos.

Esa frase me quedó de la película Eterno resplandor de una mente sin recuerdos (Eternal Sunshine of the Spotless Mind), que trata precisamente de eso, de Clementine que decide borrar de su memoria a Joel, quien tras enterarse de ese hecho opta por hacerlo también, pero en pleno proceso de lavado de cerebro entiende que en realidad no quiere eliminar esos momentos felices e intenta retractarse.

En ocasiones uno recibe esos golpes bajos para los cuales nunca se está lo suficientemente preparado, y en ese instante de desesperación, dolor, frustración y delirio solemos izar la bandera del arrepentimiento.

Particularmente he vivido momentos verdaderamente traumáticos, escenas que calan tan hondo en tu ser que cambia toda tu estructura, y lo único que deseas con fervor es poder borrar ese instante para que aquello que te hiere, sin más deje de hacerlo.

Pensé en todos esos acontecimientos que me desgarraron el corazón, me inundaron los ojos de agüita salada y que en algún tiempo hubiera elegido no experimentar, son muchos debo admitirlo; algunos más dramáticos que otros, y de hecho la intensidad de las estocadas varía de persona en persona, lo que unos consideran frivolidad para otros es cuestión de muerte.

Me pregunté como sería hoy sin todo ese fogueo que moldeó mi carácter, mis prioridades, mis valores. Es fácil concluir que no sería la misma, y tal como nos lo mostraba la película, podría resetearme una y otra vez, que las posibilidades de cometer los mismos errores serían los mismos porque en esencia no se cambia.

Me tocó un martes de replanteos al parecer, pero aún cuando los resultados no siempre fueron los esperados; a la pregunta ¿Cambiarías o borrarías algo de lo que hiciste/viviste? Rotundamente, No. Esa es mi respuesta.

La felicidad y el amor son lugares donde uno desea estar siempre y donde a uno no le importaría terminar muerto, dicen también en esa película.

¿Se animará realmente alguien al “deleteo”?