jueves, 28 de octubre de 2010

Las redes del vicio


En algún tiempo pasado yo creía que si alguien decía que sufría una adicción se refería exclusivamente a la dependencia de las drogas, con el tiempo fui descubriendo otros desencadenantes de las adicciones como el alcohol, los juegos de azar, el robo y la mentira.

Últimamente se han destapado otras como la de Tiger Woods y su adicción al sexo (está mal en realidad esto?), la de Hugo Chávez por ser eterno presidente, la de Larissa Riquelme con la numerología y ésta que es la que padezco y declaro: Soy Redsocial adicta.

Desde mis propias vivencias, quiero compartir con uds algunos de los tips que me ayudaron a reconocer mi afección.

  1. Frente a una computadora lo primero en revisar son las cuentas Facebook y Twitter, pestañitas que no se cierran nunca.
  2. Cuando lees un libro, estas en una amena conversación, ves la televisión, vas al cine u oís a la gente en los pasillos decir alguna frase ingeniosa, graciosa o deplorable pensás, eso lo tengo que poner en FB.
  3. Tus colores favoritos son el azul y el celeste pajarito.
  4. Un follower nuevo o una solicitud de amistad es como salir electa Miss Amistad en un certamen de belleza, super emocionante!
  5. Habiendo gente de carne y hueso a tu alrededor con la cual mantener una amena charla preferis ver tus menciones del Twitter y explotar el Chat del FB.
  6. Cada vez que alguien te pregunta tu opinión respecto a algo y eso te agrada solo te limitas a levantar el pulgar.
  7. En ronda de amigos alguien en medio de su ebriedad recita poemas o lanza gags brillantes le decis, eso esta pa retwitear!
  8. Comes, dormís, vas al baño, caminas, pensas, amas, odias…todo esta en el nuevo diario íntimo, Twitter.
  9. El ringtone de mensaje de tu celular es el toc del FB.
  10. Te comes las uñas por ver la película Social Network
  11. Te acordás de tu propio cumpleaños gracias a Facebook
  12. Cuando colgás un video de youtube lo hacés porque a vos te gustó pero mas que nada para que a los demás les guste y te lo digan!
  13. Hashtag, muro, etiquetar, perfil, aplicación están presentes varias veces al día en tu speech
  14. Rompés el hielo diciendo: vi el otro día en tu actualización de relación que ahora estás Soltero
  15. Seguime que yo te sigo es la frase que destronó al popular de los mosqueteros todos para uno y uno para todos (algo así, la verdá yo le levanto el pulgar a lo primero)
  16. Te volvió un documentador maniático, toda afirmación debe estar acompañada de su correspondiente fotografía.
  17. Gracias a Facebook te enamoraste y gracias a él te separaste
  18. Decir que asistirás a un evento es un compromiso asumido, un pacto de caballeros.
  19. Gracias al FarmVille desarrollaste tus aptitudes para el trabajo y los negocios.
  20. Desconfias de las personas que no tienen cuentas en alguna red social

No puedo hablarles de los síntomas que se manifiestan ante la falta de conectarse al mundo y espero no experimentarlo, pero si te indentificas con al menos 3 o 4 de las características es que sos o estas en camino de ser de los míos.

Esto no es científico, no intenta ser gracioso, es sólo una experiencia religiosa diría Fernando Lugo.

martes, 26 de octubre de 2010

Before/After


Yo trabajo 11 horas diarias en una oficina, allí es que aprendí que muchas de las cosas que me resultaban maravillosas pueden pasar a ser horribles en un santiamén y además algunas otras no cambian nunca.

Cuando era niña creía que el trabajo era mi liberación, me daría independencia, podría alquilar mi propio espacio, comprarme lo que quisiera, era la libertad. Resultó ser una esclavitud disfrazada, pues no tengo la libertad de hacer lo que quiero, sino lo que hay, y eso además de ser frustrante es poco remunerativo, porque compré tantas cosas a cuotas que terminé siendo totalmente dependiente de este puesto. Ahora me gano dinero, el cual nunca fue propio gracias a los débitos automáticos.

En la secundaria me decía que superada esa etapa imberbe llegaría una de madurez, donde esos chismes y rumores acabarían, nos concentraríamos en cosas importantes, trabajaríamos para cambiar el mundo, y así es como hoy todas las mañanas me reúno con 5 compañeras/ amigas a contarnos las primicias y susurros acontecidos en los pasillos durante el día anterior.

Solo pensaba en dejar de usar ese tétrico uniforme colegial y vestir de la forma que me plazca, ahora agradezco al cielo tener un traje que vestir todos los días y no tener que preocuparme por pensar en que ponerme cada mañana.

Amaba los días de lluvia, los de intenso frío porque eran perfectos para quedarse en cama mirando televisión, ahora medito cuanto me descontarán por un día de ausencia, un simple costo/beneficio.

El stress era un mito, no podía jamás dormirme sentada, ni siquiera en un bus con largas horas de viaje por delante, sin embargo, ahora puedo soñar incluso cuando estoy comiendo, eso que otros han desarrollado la capacidad de hacerlo con los ojos abiertos.

Debo cumplir horarios, reglamentos, me evalúan constantemente, las físicamente agraciadas se siguen quedando con lo mejorcito, a veces te toca trabajar por el inútil vivaracho ese que se rasca y se lleva meritos contigo, existen buenos y malos jefes así como los maestros.

Resumiendo las cosas no cambian demasiado con el paso de los años, y algunos universos parecen mejor de lo que en realidad son, igual trabajaría, pero con 3 veces a la semana me alcanza.

domingo, 17 de octubre de 2010

Me confieso (Parte I)

Este fin de semana vi una película llamada Al diablo con el amor (I hate Valentine’s Day).

Y para qué negarlo, yo era una Genevieve; alguien que cree que el amor es algo maravilloso pero que tiene fecha de caducidad, que pasado el encantamiento no queda nada bonito y que realmente no valía la pena esforzarse por mantener algo que en definitiva solo te daba dolores, de todos los tipos.

Soy de las que frente al mundo me reía de Corín Tellado y entre cuatro paredes lloraba, suspiraba con esas tontas novelas cursi, puro rosa. Me burlaba de las canciones melosas, cortavenas pero que de tanto en tanto me hacían derramar lágrimas.

Sin dudas, todos venimos preparados para amar, para vivir el amor, el problema es que las formas son distintas en cada uno de nosotros. Además a algunos, ciertos espectáculos que presenciamos en algún momento clave de nuestras vidas nos condicionan en esa materia, tristemente para unos, por toda la eternidad.

En mi condición de fémina puedo afirmar que todas, hasta las que se las dan de superadas y poderosamente masculinas en sus concepciones amorosas, en momentos de debilidad esperan vivir su cuento de hadas con príncipes, la única diferencia, es que éstas no esperan que sean azules, más bien verdes o flúor.

Un Napoleón aún más pequeño de lo que fue, está dentro nuestro y planifica estrategias de defensa y también ofensivas potentes para no caer jamás en las garras de ese sentimiento tan insolente que nos empuja a cometer los errores más grandes como así también las locuras mas adorables.

Somos pequeñas cajas de pandora, al abrirlas no sabemos qué podemos esperar, y es que tanto tiempo hemos estado encerradas que solo podemos causar alguna que otra catástrofe cuando vemos los destellos del amor.

Una mujer ya es complicada en su naturaleza misma, nosotras aún más. Pero la cruda verdad es que: nos domina el miedo, y que tras esa armadura somos cristales fragilísimos temiendo quebrarse irreparablemente.