viernes, 30 de julio de 2010

Amiwitos

La menor de la familia, 8 años de diferencia con el penúltimo de mis hermanos, entonces cuando yo empezaba a andar e ir a la escuela ellos ya estaban con las hormonas revueltas y experimentando cosas nuevas. Recuerdo que a pesar de tener muñecas y juegos de té, a mí me gustaba sentarme frente a un buró donde mi mami tenía sus cosméticos, medicamentos y un montón de otras cosas, allí yo recreaba una ciudad, historias fantásticas donde un esmalte tenía rostro, padecimientos y gozos.
Pasaba mucho tiempo en ese mundo imaginario donde todo tenía vida y yo jugaba a ser Dios, condenando a veces, otras regalando milagros. Y ahí, donde todos actuaban bajo mis hilos no podía yo sufrir desilusiones, nadie poseía la capacidad de herirme pero tampoco de sorprenderme.
En el patio que estaba al lado de mi casa había una planta de níspero, y una siesta me encontraba colgada de sus ramas como si fuera un murciélago, riendo y parloteando con mi vecina un año menor; desde ese día los perfumes con los que conversaba, esos mutantes que me acompañaban durante mis primerizos días se transformaron en una pelirroja de cachetes abundantes.
No sé bien la edad exacta que teníamos, no llevo la cuenta de los años en que sigo asombrándome, desencantándome y seguramente decepcionando alguna que otra vez. No podría determinar una cantidad precisa de aliens que han aterrizado y conquistado mi planeta. A veces tampoco recuerdo sus fechas de cumpleaños, el de sus hijos o de sus santos.
Lo que sí es cierto, tan real e intangible como el aire es que yo era una cajita vacía en esa época anterior, un hueco enorme que ocultaba una inmensidad de sentimientos, más buenos que malos, afortunadamente. Hoy que escribo esto, abro esa cajita y pasan tantas caras conocidas, lágrimas aleccionadoras y sonrisas luminosas, risas contagiosas, apodos, anécdotas, frustraciones, dolor y felicidad plena.
Ese estuche donde podía escuchar el eco de mi voz ahora está lleno de voces con diferentes matices, sonidos que me exaltaron el corazón de alegrías, que me recriminaban algún proceder imprudente, repletos de consejos constructivos, que me halagaban como cuando una madre festeja fascinada una mueca común en todos los niños, que me alientan a desafiarme constantemente, que apoyan mis mas controvertidas decisiones aún cuando por dentro tiemblan de temor ante la menor posibilidad de que no funcione, que me han dado la mano, una manta en el frío y compartieron unas cervezas o un helado en nuestras noches calurosas.
Cuando los miro, los leo, los siento, me convenzo que aquella siesta donde irrumpí en este universo colmado de afecto, de aprendizaje interminable, donde alimento continuamente a mi espíritu, ese día que sin darme cuenta rompí el vacío y la soledad para aventurarme al reto mas dulce que he tenido me remunera de una forma todavía más exquisita.
A vos que estás acá o quizás en algún lugar remoto, al que lleva a mi lado casi una vida o al que pasó fugazmente pero que de alguna manera me tocó el alma, al que me hizo llorar, al que me decepcionó y sobre todo a aquellos que hacen de mi vida un lugar más lindo, que me levantan tras cada caída, quiero decirles: Gracias por darme tanto, mucho más de lo que pueda ser capaz de devolver.
Demostrar mis sentimientos no es mi materia favorita, pero es oportuno agregar además que los quiero con todo el corazón y que mi lealtad con Uds. es inquebrantable.

Feliz día del amigo!!!

lunes, 26 de julio de 2010

Albañiles silenciosos


Hace ya algunos años, en una etapa absolutamente dulce y de un estilo de vida encantadoramente bohemia, caminaba por las mañanas para tomar un bus que me traslade hasta el campus de una Universidad, mi walkman era mi más fiel compañero, el lazo único con la era 2000.
No era un Bacstreet Boy ni Leonardo Di Caprio el varón que me hipnotizaba, a mi me dejaba anodada el Hombre de Vitruvio que estaba pintado en el centro del patio, ése que me enseñó sobre la simetría del cuerpo humano y del universo mismo.
No acudía a clases, iba a sumar viñetas a ese ítem del Currículo que habla de experiencias laborales, pero fue más un paseo magnífico hacía esa orbe de líneas, colores, hojas obra primera, transportadores y programas AutoCAD que lo relacionado estrictamente al trabajo.
Recién salida del colegio secundario, era para mi un deleite mirar desde la ventana de la oficina a los alumnos sentados al sol haciendo bosquejos, otros en las mesas del comedor entre sándwiches y libros, casi como una escena de las telenovelas mexicanas de adolescentes que miraba apenas un par de años antes.
Sin el más mínimo conocimiento sobre encofrados, dinteles, funcionalidad y otras cientos de palabras que fueron engrosando mi diminuto léxico y conocimiento fue que por primera vez vi la Ville Savoye, y por alguna razón quedó indeleble en mi retina, me enamoró.
Ma vie, mes joies, mes pleuras (mi vida, mis alegrías, mis lágrimas) decía Le Corbusier, el mismo que me convenció de que una casa es una máquina para vivir, un estuche de la vida, la máquina de la felicidad. Y como era natural apareció Oscar Niemeyer que me enseñó la sensualidad de la curva, para que luego Antoni Gaudí me recordara que aquello que me seduce definitivamente es una obra arte, la cual puede ser producto de la tradición invisible de todo un pueblo, como lo plasmó Kisho Kurokawa.
Admito que no sé más que eso respecto a la arquitectura, pero anoche cuando por casualidad capté en la televisión las imágenes del Museo de Arte Contemporáneo de Niteroi viajé nuevamente a esos días donde las ventanas, las puertas, el cielo y los árboles eran parte de ese conjunto mágico del cual dependía la felicidad.
Estilo barroco, moderno, contemporáneo, minimalista o del que fuera, había olvidado que la vida es un enorme plano en el que basamos la edificación de nuestro presente y del futuro, qué es lo que esperamos de él y como deberíamos responder ante circunstancias que pudieran surgir. Construir para sentirnos seguros, resguardados y en armonía.
Pero aún con cimientos sólidos, erguidos y soberbiamente hermosos, con el cielo como límite puede llegar un suicida pilotando un avión y derribar aquello que tanto sacrificio ha costado. Sin dudas, él para mi fue algo como eso, y también sin vacilar sostengo que aún habiendo causado la peor catástrofe fue bueno el interponerme en su camino y renacer.

jueves, 22 de julio de 2010

Sinfonía incendiaria


El sonido de su respiración inundaba ese recoveco oscuro donde estaba a punto de sentenciarse, la razón escupiendo argumentos pseudo morales, filosóficos y biológicos mientras tembloroso su cuerpo se acercaba, esa anatomía perfecta que despertaba los sentidos, que inducía a nuestras cabezas a abandonar los sermones aprendidos para llenarla de sensaciones, de fantasías, todo era sensorial.
Su aroma a flores mezclada de forma delicadísima con la excitación que empezaba a desprenderse de los poros de su piel mientras mis labios rozaban su cuello hasta llegar a sus orejas, prestas a oír el zumbante sonido de los besos, y las manos van deshaciéndose de todo obstáculo que se interponga en ese camino delicioso del pecado mismo.
Corazones galopantes, desconcertados ante tanto universo anatómico por descubrir, ansias alocadas causantes de torpezas de principiante, segundos de estupor al admirar el espectáculo de sus curvas turgentes, inevitable perdición en la que caí al deleitarme con su lengua inquieta y cargada de palabras sin sonido que hablaban de la manera más contundente que había podido experimentar.
Erizada su piel me contaba de sus temores, y yo que intentaba pacientemente poder hacer real la bendita leyenda del Triángulo de las Bermudas y nunca poder salir de allí, los roces estallaban en medio de nuestros sudores, incontenible pasión que se desparramaba de las formas imaginables, pero ésta sensación esta fuera de todo lo que el cerebro es capaz de soñar.
Gemidos suaves, intensos, su cuerpo arqueado demostrando la total rendición al placer con el pelo desparramado sobre el colchón, sus ojos cerrados y también los puños, aferrándose fuertemente a las sábanas, intentando vanamente contener esa explosión de amor que recíprocamente nos dábamos.
Cuadro majestuoso en el que la timidez, la culpa y el remordimiento habían florecido en el más puro sentimiento descrito de mil maneras diferentes en tantos poemas, poemas que no podrán jamás ser lo suficientemente bellos y nobles como lo que nace y se expande en cada lugar de nuestro ser.
En ese submundo donde nos desciframos Ana y yo, Luisa, no éramos una perversión, un atentando a la naturaleza, fuimos y somos dos amantes que anhelan un final feliz y eterno, sentados al atardecer meciéndonos en nuestras sillas y tomados de las manos recordando toda una vida compartida.


Nota: Este post es consecuencia del tema en boga, y mi forma de ver las cosas, aunque para algunos resulte mucho más complejo que este relato ficticio, sin embargo, ¿que más complejo que el amor y la vida misma?

martes, 20 de julio de 2010

No es ingratitud


El alba aún no raya y el despertador irrumpe insolente, un pequeño giro y le dices 5 minutos más, para luego dar un salto largo de la cama a la ducha porque no fueron 5 sino 20 minutos más, que en realidad tampoco son suficientes para hacer todo lo que deberías. Al volver a la habitación tomas una de las tantas cremas que reposan sobre algún buró, el invierno es cruel con la piel, para luego echarte encima un spray humectante que no hace el mismo efecto de la crema porque una es de miel de abejas sudafricanas que tocan vuvuzelas y la otra es el extracto de una extraña fruta que crece en los campos de Marruecos.
En tanto, enciendes la planchita by Roberto Giordano con iones para evitar el frizamiento de tu cabellera, al tiempo que vas decidiendo que vestir, si tienes uniforme quizás la decisión pasará por los zapatos, o los accesorios que usarás, corres a la cocina para calentar agua y quizás beberte un café o al menos prepararlo para el viaje.
Subes al auto, en cada semáforo tomas la cartera para cerciorarte que lo que necesitas está allí o para tomar algún instrumento quirúrgico que te haga ver las pestañas más largas y las mejillas rosas. No dejas de pensar las cosas pendientes que tienes en la oficina y aunque no sirva de mucho repasas, ordenas y planificas tus movimientos del día cuando algún ómnibus o motociclista te convierte en el Mozart de la bocina.
En medio de papeles, computadoras, decisiones, discusiones y sesudos análisis el celular suena y en la pantalla probablemente sea Mamá, hijos, sobrinos o cualquiera que necesite que les hagas un favor o que te comunique que algo en casa se rompió, alguna amiga desesperada de un oído, alguien necesitado de consejo o de una ayudita.
Tus tacos de 10cm intentan seguirte el paso acelerado porque aunque hayas dejado la oficina aún te quedan muchas cosas antes de decir que el día se ha terminado, porque tienes cita en la nutricionista, para luego ir a la peluquería, más tarde quizás tengas tus clases de alguna maestría o especialización, y en algún momento deberás parar en el supermercado y comprar lo necesario para el hogar, porque ella no se limpia sola y la cena no se cocina con el pensamiento, salvo que mates la dieta y un delivery te regale más minutos frente a la televisión.
Regia como habías salido de casa, oliendo a flores o frutas, llegas y descansas los pies para darte cuenta lo mucho que han cambiado las cosas desde el siglo XVIII, porque tienes el dedito pintado tras una votación, porque si quieres puedes ser a quien voten, te respetan como profesional y tienes la fortuna de tener un salario justo.
El feminismo te ha regalado tantas cosas y también, sin intención, te dejo una cruz. Te sabes una mujer capaz, inteligente, independiente, una que puede sola con todo y que al final del día trata de convencerse que los hombres huyen solamente por temor, por su enorme ego que se ve lastimado ante tu brillantez.
Pero internamente a veces te preguntas: ¿Por qué estoy sola? ¿Por qué prefirió a esa que no es capaz de sostenerle un argumento, que sus películas favoritas son las Jennifer Aniston y cree que Forrest Gump y el día de la independencia son historias reales?
En algún punto el camino se bifurcó y de la lucha por la igualdad de derechos se convirtió en una guerra sin sentido, porque iguales nunca seremos y ésa es la mejor parte de la historia, y es que la empatía y el amor no tienen que ver con cultura general, historia universal ni geografía.
A veces parece que olvido que ser mujer es un paraíso lleno de emociones donde los sentimientos también pueden ser demostrados con una comida caliente o una camisa planchada pacientemente.

viernes, 16 de julio de 2010

Zoología Oficinistica


Hace unos meses, tal vez menos, llegó a la oficina una manada blanca provista de guantes y jeringas para ejecutar un concierto de pinchazos, era la vacuna contra la gripe, y el público asistente no fue masivo, más bien escaso.
Y es que por acá sufrimos de dolencias que distan un poco de simples mocos, debería en realidad hacer presencia el Centro Antirrábico Nacional, porque las mordidas no toman descanso, de toda clase de animalejos además.
La fauna es bastante rica en estas tierras, aunque claro, también tenemos algunas flores, pero hoy no hablaremos de la exótica flora que ameniza esta naturaleza exuberante.
Si pienso en el clima, bueno, tengo que decir que es por momentos bastante fría en ciertas cuestiones, sobre todo cuando son favorables a los muchos plateros que hay, algunos solo por la carga, otros por iliquidez de sus activos en la ANDE, es decir pocas luces, y otros por tener 3 patas, aunque la existencia de ellos no se han evidenciado pues los talentos viriles de nuestros machos no resultan tan obvios como los de una ballena azul; y caliente bueno, con que solo un bichito logre estancar sus dientitos en la presa de turno o Melina Pitra llene el monitor de sus dones son motivos suficientes para elevar la temperatura a picos extremos.
Lo más raro de todo es que la mayoría son de exhibición, sin embargo nuestros visitantes son otras bestias, que también nos dan algún que otro mordisco cuando las oportunidades aparecen fugaces como la coherencia de actos y palabras.
Perras, hienas, serpientes, osos, ratas, cucarachas, lobos y murciélagos; carnívoros y omnívoros en su mayoría, novatos y veteranos, todos saben que para pertenecer a este clú debes tener la marca, la marca de unos saludables molares y colmillos para lo cual se necesitó una cobertura especial del seguro médico.
Una vez que eres miembro indefectiblemente la rabia afecta tu sistema nervioso central por lo que te vuelves bipolar, paranoico, irritable, y como los vampiros, cuando estas contagiado para sobrevivir no te queda mas que morder y chupar. Sangre, sí, es necesaria la sangre cual ritual demoníaco para lograr pactar mejores condiciones en esta jungla sustentable.
No estoy convencida de que la cura se encuentre en las vacunas, quizás a algunos haya que echarles agua bendita, alguna poción mágica, no polvos, porque de eso también tenemos, pero ello amerita un nuevo post.

jueves, 15 de julio de 2010

Antartica


Mirando los pies, caminando, iniciando el viaje es difícil imaginar donde irá uno a parar, podemos pintar cielos, campos y flores. Pasear sobre nubes, recostarse a la sombra de un vetusto árbol, mirar al sol fijamente para luego explotar burbujitas de colores, sentirse libre y todopoderoso.
No existe edad, motivos o causas concretas, no es cuestión de méritos o penitencias, simplemente es una parada más en el trayecto. Cuando llegué allí la vista no era tan espantosa como creía, es apacible y también lejano, salir de allí es mucho más complejo que llegar, y de hecho en la generalidad uno no se conduce a sí mismo hasta allí, y aunque el paisaje no es desolador tampoco ansiaría uno radicarse.
He ido varias veces, de la mano de diferentes personas, por razones triviales y significativas, sin embargo, la visita siempre es determinante. Es la disputa del hielo con el fuego irreducible, una mezcla de azar y certezas, una herradura quizás pueda simbolizar algo positivo para un supersticioso y la nada para el escéptico, lo innegable es que una vez que lo dejas atrás la mirada no vuelve a ser la misma, algo se transforma, muta a un estado que puede teñirse de ira o de sabiduría, el resultado no es algo que se pueda garantizar.
Son varias las teorías que giran torno a su nombre, algunos en busca de tesoros, otros aspirando a ser los primeros, no hace falta ahondar más para conocer como terminaron esas ambiciones.
Geográficamente un punto recóndito y desconocido, pero que he estado allí, que estoy ahí ahora es una verdad indiscutible. Sí, la Isla Decepción.

martes, 13 de julio de 2010

del 7mo arte..

Tarde calurosa, no hay mucho movimiento, quizás la oportunidad perfecta para recaer en el vicio. Un poco distintos a los que éramos, sin embargo, jugando a lo mismo y con ansias de un resultado diferente.
Halcones en movimiento, la migración constante a lugares tibios, donde se puede alimentar con aquello que se necesita para sentirse saciado.
Y en el fin de semana dos películas me hablaban de lo mismo, una frívola y fashion: Sex and the City 2, y la otra más profunda, conocida y perversa: Whatever Works de Woody Allen.
Confieso mi admiración por Woody, me gusta lo que hace, hasta hizo que me guste Penélope Cruz; y la otra se ganó mi estima en largas noches imberbes, siendo en un principio Charlotte York, una romántica empedernida, pasando por Miranda Hobbes una profesional exitosa e independiente, Carrie Bradshaw con un estilo inigualable, escritora, con un amor que fue y volvió tantas veces como la respiración misma, sí, Mr. Big era imprescindible y claro, pasando los años candorosos alguna que otra vez he sido Samantha Jones, descarada, promiscua, liberal.
Si la cosa funciona, o simplemente lo que funciona, Allen nos da mucho de él mismo con un personaje misántropo, maniático, genio como se define así mismo Boris Yellnikoff, quién abre la película con un monólogo fantástico, crudo y letal.
En ambas se plantean las relaciones amorosas como lo que son, algo complicado de emprender y que a su vez son las que probablemente mayor felicidad provoquen.
Quizás una enorme angustia sea el caer en la rutina y que la chispa se apague, se termine por completo volviendo monótona y sin sentido al amor mismo, y en ese intento incansable por no acabar así cometemos errores que nos inducen a terminar inexorablemente en ese hoyo al que tanto temíamos, y allí Boris exclama: En los papeles somos la pareja ideal. Pero la vida no transcurre en papeles.
No sé si el amor eterno existe, tal vez sea un mito como eso de la media naranja o las almas gemelas, pero que en algún momento de nuestra existencia nos topamos con esa persona que a pesar de las enormes diferencias, de los defectos, las obsesiones y toda esa carga que conforman finalmente lo que uno es, completa ese espacio que queramos admitir o no poseemos, esa necesidad de refugiarnos, de contenernos en alguien que sea capaz de potenciar hasta nuestros peores aspectos, o que logre “un equilibrio delicado”, de que eso nos llega, en eso sí que creo.
Puede que esté pecando pero las relaciones amorosas son casi un cliché, y no existen reglas ni fórmulas para que funcione, ni el amor es capaz de transformar en la medida en la que dicen que puede, porque tampoco se puede negar la esencia, la naturaleza que uno lleva dentro.
Sentencia Boris la película diciendo: no puedo cansarme de decir que cualquier amor puedes conseguir y ofrecer... cualquier felicidad puedes birlar o proporcionar... cada cantidad transitoria de gracia... cualquier cosa que sirva

Me quedé con la idea fija, para vos, para mi, lo que funciona no siempre es el mismo condimento.

Off Topic: solo para compartir porque morí de risa con este diálogo:
- Dios es gay.
- No puede serlo. Creó a todo el universo perfecto. Los océanos, los cielos, las flores hermosas, los árboles.
- Es cierto. Es un decorador.

viernes, 9 de julio de 2010

Pronóstico invernal


La lluvia borra la maldad, y lava todas las heridas de tu alma, me canta Spinetta.

En la ventana gotas gordas, brillantes y ansiosas juegan una carrera kamikaze hasta estrellarse contra el suelo, otras tan solo seducen con una melodía dispar y frenética.
La noche que precedió a esta mañana aguada también tuvo música, llena de notas de color, de risas y un sonido jazz nada excepcional pero preciso, esos momentos que por su sencillez y calidez se transforman en un recuerdo dulce que no quise olvidar tras esa copa de Luigi Bosca.
La resaca es sinónimo de exceso, y dicen que el exceso no es sano, y el único desborde, en la transición de la despedida de un día y la bienvenida a otro, no estoy segura de que haya sucedido realmente, quizas fue sólo George Benson que en medio de Kisses in the Moonlight susurraba: Verás que al final estaremos juntos.
Asfalto mojado, avenidas desiertas, el velocímetro que se dejaba caer a la derecha y la sensación de ser Marty McFly iniciando una aventura sin par, jugando a torcer el destino a mi antojo, yendo y viniendo a los lugares donde las nimiedades cambian el curso de la historia.
Contrarreloj, un leve martilleo en la cabeza, sed y menos de 8 horas de sueño (y digo, ni mi sueño es de 8 horas señores!) son el precio por alimentar al espíritu de emociones que la vigorizan.
En la piel quedan esos instantes en que uno es capaz de llenar por unas horas las ausencias y los silencios, son el aliciente perfecto a esa herida incurable que llevamos dentro, con nombres algunos, otros simplemente para poder disfrutar con mayor plenitud de la simplicidad de una mesa, luces apagadas y relámpagos que aportan ese flash perfecto para capturar ese segundo de esplendor.
Me puedo pasar horas mirando la lluvia desbaratarse sobre los techos mientras un lapacho rosa da vida a este paisaje gris, que paradójicamente está deslumbrante para mi.
Magia e ilusiones son los ingredientes de mi receta personal a la espera de un final abierto, donde nada es definitivo y lo insignificante modifica el universo de dos amantes estigmatizados.

jueves, 8 de julio de 2010

Benvenuto!

El pulpo Paul no predijo que yo abriría un blog, aunque como Holanda vengo amenazando hace tiempo.
No sé si este espacio será temático, realmente no lo creo, porque la pretensión es que este lugar sea Yo, más bien sea todos mis “yoces”, y soy tan volátil y diversa que pretender hablar de una sola cosa sería asesinar a muchas de las partes que me componen.
Lo pienso y me sorprendo, porque casi es un diario íntimo, por primera vez no soy un seudónimo, o quizás sí, pero es uno muy cercano a la realidad, y yo nunca tuve siquiera ganas de tener un diario, me parece bastante ¿cursi? También me pregunto quién podría leerme, a quién le interese lo que digo, pienso y siento, además de vos, y sabes que sos vos!
De niña quería ser escritora, aún lo deseo, en mi inocencia creía que podía, hoy sé que para eso se debe tener talento, y yo no soy más que puro esfuerzo.
En esa gran ilusión podría estar cometiendo un gran error, porque si me matan con los comentarios terminaré por sepultar mis mas añejado delirio, y me quedará dedicarme al modelaje (¿??)
Espero esto no sea una comprobación más de mis impulsos y poca constancia en las cosas que empiezo, espero pueda sostenerlo por al menos un par de meses.
Introducción abriendo paraguas, me despido con una frase de Bunbury en The importance of being Earnest:

"The good ended happily, and the bad unhappily. That is what Fiction mean"