El hombre no es de ninguna manera un ser firme y duradero, es más bien un ensayo y una transición, no es otra cosa sino el puente estrecho y peligroso entre la naturaleza y el espíritu. Hacia el espíritu, hacia Dios, lo impulsa la determinación más íntima; hacia la naturaleza en retorno a la madre, lo atrae el más íntimo deseo: entre ambos poderes vacila su vida temblando de miedo. El Lobo Estepario, Hermann Hesse
viernes, 9 de julio de 2010
Pronóstico invernal
La lluvia borra la maldad, y lava todas las heridas de tu alma, me canta Spinetta.
En la ventana gotas gordas, brillantes y ansiosas juegan una carrera kamikaze hasta estrellarse contra el suelo, otras tan solo seducen con una melodía dispar y frenética.
La noche que precedió a esta mañana aguada también tuvo música, llena de notas de color, de risas y un sonido jazz nada excepcional pero preciso, esos momentos que por su sencillez y calidez se transforman en un recuerdo dulce que no quise olvidar tras esa copa de Luigi Bosca.
La resaca es sinónimo de exceso, y dicen que el exceso no es sano, y el único desborde, en la transición de la despedida de un día y la bienvenida a otro, no estoy segura de que haya sucedido realmente, quizas fue sólo George Benson que en medio de Kisses in the Moonlight susurraba: Verás que al final estaremos juntos.
Asfalto mojado, avenidas desiertas, el velocímetro que se dejaba caer a la derecha y la sensación de ser Marty McFly iniciando una aventura sin par, jugando a torcer el destino a mi antojo, yendo y viniendo a los lugares donde las nimiedades cambian el curso de la historia.
Contrarreloj, un leve martilleo en la cabeza, sed y menos de 8 horas de sueño (y digo, ni mi sueño es de 8 horas señores!) son el precio por alimentar al espíritu de emociones que la vigorizan.
En la piel quedan esos instantes en que uno es capaz de llenar por unas horas las ausencias y los silencios, son el aliciente perfecto a esa herida incurable que llevamos dentro, con nombres algunos, otros simplemente para poder disfrutar con mayor plenitud de la simplicidad de una mesa, luces apagadas y relámpagos que aportan ese flash perfecto para capturar ese segundo de esplendor.
Me puedo pasar horas mirando la lluvia desbaratarse sobre los techos mientras un lapacho rosa da vida a este paisaje gris, que paradójicamente está deslumbrante para mi.
Magia e ilusiones son los ingredientes de mi receta personal a la espera de un final abierto, donde nada es definitivo y lo insignificante modifica el universo de dos amantes estigmatizados.
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Yo opino que vino+lluvia+magia son una mezcla explosiva... y hasta supongo que el rosa que quiebra la monótona caída de gotas incontables se asemeja a los fondos animados de alguna caricatura que deja ver su emoción tras el paso del ser que despierta en sus recovecos algo parecido al amor.
ResponderEliminarLa ilusión de hallarse ante el portal de un enamoramiento más o menos pasajero o el simple recuerdo de un encuentro memorable harán resplandecer al más oscuro de los días y hasta resultará divertido ver la lluvia caer (aunque llueva sobre mojado)...
Lo que más pesan son las horas de sueño que ya no se recuperan, y probablemente acrecienta el sufrimiento esa última gota borgoña que no debió beberse (aunque luego la culpa recaiga en ese tentempié), sin embargo estas percepciones corporales son meros síntomas coyunturales que sin duda estarán minimizados cada vez que en la memoria se refresquen los cuadros montados la noche que vaticina cambiar la historia!
Cynlei, beio lo que escribiste...
ResponderEliminarLo que lluvia puede generar eh! :)
La resaca, como sentimiento compartido es la que me impulsa hoy a contestar esta delicia literaria plasmada en una nueva entrada al blog, espacio, del que soy fan Nº 1 no por merecermelo, sino por haberme asociado primero. :P
ResponderEliminarQue noche la de anoche se podría decir... buena compañía, buen ambiente, y buenisima música. Y comparto, nada excepcional pero lo suficientemente bueno como para elevar el espíritu y conseguir el traslado de aquellas emociones malditas y pendencieras que de repente acompañan a quienes llevamos aspas involuntarias pero pesadas al fin... merecidas o no, pero estan ahí recordándonos que en días como éstos es importante abstraese de la realidad y tan solo contemplar la "bendita agua del cielo".
La falta de lucidez debido a la escasez de sueño, activa la falta de creatividad literaria, por lo que hoy concluiré solo mencionando que no hay nada mejor que una buena compañia y buena música para que el día termine siendo perfecto y los fantasmas desaparezcan por un momento extendido. Se agradece en extremo la demostración de cariño, de palabras alentadoras y de esa calidez, que solo aquellos que poseen un corazon de oro lo pueden dar.
Para la creadora del blog... a quien estimo más cada día, por su excelso buen gusto y sus ajustadas y certeras palabras un mensaje prestado sin permiso: "Una vez ví que no cantabas, y no se porque. Si tienes voz tienes palabras, déjalas caer, cayéndote suena tu vida, aunque no lo creas."
Our revoir...
Me dio todo “pirî” (osea, piel de gallina), en especial esa parte donde decís: ...relámpagos que aportan ese flash perfecto para capturar ese segundo de esplendor… no puede haber una mejor comparación, es imposible… Felicidades, TQM.
ResponderEliminarAAPL.
Wow.... es un placer leerte...
ResponderEliminarGracias Ric, me debías esta visita :)
ResponderEliminarLa lluvia es el "cazador de ratas" de los recuerdos. Gracias Lu por invitarme a leerte, se disfruta mucho.
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