martes, 3 de agosto de 2010

Síndrome Meucci


Oscuridad, un portón de madera y una impaciencia sin precedentes. Fue un día de reyes que asumí esta condición; no podía dormir así que vigilé esa entrada para corroborar la llegada de los camellos que cargaban los regalos anhelados. Casualmente las caras de esos desérticos animalitos se parecían asombrosamente a mi Mamá y mi tía Josefina. Por supuesto, como había aprendido de las películas trilladas que pasan en esas fechas, corrí y me tiré a la cama fingiendo astutamente un placentero sueño.
Creo que cuando descubrí el inacabable sabor de la primicia, de lo inmediato, me rendí ante al vicio y no he podido abandonarlo. Naturalmente como cualquier adicción cuando no lo tengo enloquezco, así de simple. No es un estado permanente, aunque más de uno pueda afirmar que estoy loca.
Con el arribo de la globalización, y todo ese fenómeno cibernético – cultural, fui saciada en muchos aspectos, sin embargo, no han dejado de existir villanos poderosos capaces de ir contra las tendencias mundiales y dejarte en jaque.
Poco importan la trascendencia, el impacto o la complejidad que las situaciones tengan, cuando las ansias se apoderan de tu voluntad, de tus pensamientos, de los latidos del corazón, todo pasa a segundo plano y el eje gravitacional de tu vida se convierte en uno solo hasta que se rompa el sacrosanto silencio con un armonioso timbre mp3.
Tengo una lista larga de cosas que detesto, pero ésta sin dudas la encabeza. Existe una gran variedad, pero la que me tocó en estos días es tremenda, y creo que atenta contra el uso racional de la energía y de mi economía porque como lo que debe llegar, no llega, me distraigo molestando a otros.
Séneca decía: Todo lo puede esperar el hombre mientras vive. Pero yo juro que no puedo, sencillamente porque la espera es directamente proporcional a la agonía previa a la muerte para mí.
Una respuesta quizás fútil, pero que me tenía famélica por oír sonar a mi teléfono y leer un par de palabras, asesinas del buen castellano por la atrocidad de las abreviaturas, nada más que a eso se reducía mi padecer. Llegó, pero no con la rapidez que la era digital y 2.0 me prometieron.
Aguardando por un puesto de trabajo, por noticias de alguien, para confirmar citas o datos, sea el contexto que fuera, quiero que quede constancia que cada vez que alguien dice: Te voy a llamar o te estaré llamado, está matándome.

9 comentarios:

  1. Es que uno es ansioso. Uno es el problema.

    Hace un rato, justo leì sobre Antonio Meucci. que casualidad, no?

    Pobre vago. Le dieron la razòn 100 años despuès.

    Mirà si hubiera sido ansioso!!!!


    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  2. Gaucho: jajaja....El hombre murió de ansias.

    Mmmm..tendremos una conexión directa Asunción-Córdoba más eficaz y barata que la de Aerolíneas Argentinas.

    Lo admito, yo siempre soy un problema.

    Otro abrazo!

    ResponderEliminar
  3. Tan distintas pero tan iguales... La vida es así... mi idola Lin definitivamente distinta pero identica a mi, esta vez y como todas las veces anteriores plasma en palabras "La vida".
    Y estoy de acuerdo contigo Lin...cada vez que alguien dice: Te voy a llamar o te estaré llamado, está matándome.

    Con cariño y admiracion
    Rino

    ResponderEliminar
  4. Con respecto a lo que el Gaucho decía uno es el problema, y mas aún los unos que somos impacientes! Como cuesta no sucumbir ante la ansiedad... nos han caga..o con todo tipo de capsulitas y gualichos, naturáles, sintéticos, químicos, espirituales, con efectos ansiolíticos en fin! Lo que no nos han proveído es de la fórmula secreta para no decepcionarse de esa llamada que uno no recibe... de esa respuesta que tanto esperamos sea por cuestiones laborales, familiares, amistales y ni que decir las amorales, esas son las peores esperas, las que hacen que los rpm con los cuales se miden nuestras ansias vuelquen las agujas hacia la extrema derecha...
    Pero no pasa solo con el teléfono... el mail, los mensajes instantáneos... dios... le damos f5 o f9 pretendiendo que nuestra bandeja reproduzca tantas comunicaciones como segundos traiga el minuto, en una seguidilla de golpes al teclado o clicks... o esperamos que se encienda la ventanita naranja con la respuesta de nuestro interlocutor virtual instantáneo... es un complot de los fabricantes de la tecnología y los medicamentos para mantenernos al filo del colapso nervioso e ir aumentando los gigas, megas, 2.1, 3.4 y otras yerbas para estar en punta! En fin...

    ResponderEliminar
  5. Ahora bien, con respecto al caso Meucci, que probablemente pueda ser un tema de otro post... es importante resaltar que el como otros tantos ha sido el dueño de una super idea que no pudo desarrollar por falta de recursos económicos, como tampoco era de buenas pilchas (por lo que en fotos he visto) llevó una idea a una empresa que además de no darle ni cinco de atención se quedó con el diseño de su invento... para que un avivado los haya encontrado, le agregó una coma y presentó como suya la invención!
    es que a veces es así... uno hace los esfuerzos pero como el capital operativo y/o el marketing personal (entre otros) juegan sus partidos no falta el hdp que usurpa lo nuestro y se lleva los laureles!

    ResponderEliminar
  6. Cynlei, si cae algun laurel agarrá nomas y tirale a tu tallarín, aunque sea así disfruta de su sabor :p
    Pobre Meucci...

    ResponderEliminar
  7. Estoy todavia pensando, y pensando... es increible todo lo que genera unas lineas bien escritas, se me cruzan miles de cosas en la cabeza...

    Vamos por más!!! faltan unos 90 post mas o menos!!!!

    TQM, aapl.

    ResponderEliminar
  8. No vivimos en Alemania, LLu, se reduce a eso :). El horario, la palabra, el compromiso, la promesa no son sino adornos superfluos y descartables de una vida en la que quien vive como bufón es más "querido" que quién vive como Maestro, Caballero o amigo sincero.

    ResponderEliminar

Yo opino: