lunes, 23 de agosto de 2010

La sonda de Copiapó


En mis lecturas infantiles yo quedaba estupefacta y maravillada con los cuentos de Julio Verne, un visionario impresionante.
Este fin de semana recordé una de esas extraordinarias historias que me hicieron recorrer lugares fantásticos, como cuando emprendí el Viaje al centro de la tierra.
Fue en el entretiempo de un clásico del fútbol paraguayo (Olimpia – Cerro Porteño) que la CNN me muestra un papel con letras rojas que decía: Estamos bien en el refugio los 33. Y tras 17 días hubo al fin una señal de los mineros atrapados tras un desmoronamiento.
El presidente Chileno, Piñera, que según el periodista que relataba lo acontecido no era alguien que mostrara sus sentimientos, se veía sumamente emocionado, los rescatistas con los ojos húmedos y una alegría incomparable en los familiares que hacen vigilia esperando por esos hombres.
Había leído los titulares y algunos resúmenes de esta noticia, aunque la verdad es que no le presté mayor atención a la que le doy a noticias relacionadas a Ricardo Fort, pero ayer me tocó de una manera distinta.
Me pregunté, que hice yo en esos 17 días, y siendo sincera no fue demasiado. Atornillada a mi rutina, entregada al aburrimiento, insulsa y displicente. Me cuestioné además como reaccionaría a 700 metros bajo tierra, contando con comida y agua para apenas 3 días.
El consumismo, la obsesión de la apariencia nos llena de ropajes, de máscaras y nos inventamos mundos que se derriban con el primer soplido. Compramos autoestima con la etiqueta de unos jeans, adquirimos status con un par de camisas, y llenamos nuestras vidas de cosas materiales y apariencias.
A veces nos olvidamos de alimentar lo imprescindible, el espíritu, el alma o como prefieran denominarlo, eso que en las profundidades y a sabiendas de que demorarás meses en volver a ver la luz del sol, sentir el afectuoso abrazo del ser amado y agradecer por simplemente poder sentir en la piel el inmenso desafío de vivir, será el baluarte de tu espera.
Ese estuche por el que nos desvivimos no resiste semejante situación y es seguro que tampoco imaginamos que pudiéramos atravesar circunstancias tan fuertes y reveladoras.
Quizás sea nuestra condición humana la de tener que tocar fondo para valorar lo esencial, que como decía el Principito, es invisible a los ojos, pues no se ve bien mas que con el corazón.

4 comentarios:

  1. Increìble. Increìble.

    un milagro. Esas madres! Esos hijos! Esas esposas!

    No hay palabras.

    Dios existe.

    Un abrazo.

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  2. Gastamos tanto esfuerzo en estuches... a mí me emocionó tanto ver los papelitos con letras rojas... increiiible fue!
    Lindo lindo enserio la reflexion!

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  3. Dios Existe!!!
    Y hablando de lo esencial puedo decir, que un abrazo, un suspiro, una mirada de ese ser a quien amamos más allá de la razón, llena y reboza nuestra alma de alegría, de amor… Hoy me cuesta mucho escribir porque Vos mi querida amiga Lin mencionaste “Al Principito”, y en mi mundo, en mi vida, El principito es mi Angelito, es el más lindo de los angelitos, es quien cuido de su primito Nico cuando estaba en mi panza, es quien brilla todas las noches en el cielo, ese es mi Juan Pablito!!! Mañana mi Principito JuanPi cumple dos añitos, así que le deseo muchas felicidades y espero que el barbudo le haga una mega farra.

    Felicidades amiga por el blog… siempre te estoy siguiendo y por si quieras conocerle un chiqui mas mi JuanPi te dejo la dire de su casita http://lacasitadelprincipito.blogspot.com/
    Besos

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  4. Recuerdo compañeros de colegio que viajaron por la AFS, y que me comentaban que se compraron discos de música paraguaya (en plena edad del pavo, un sacrilegio a la pubertad!), un botón de muestra de que no valoramos lo que tenemos. Yo detesto la música paraguaya (si, matame, pero me declaro ignorante y no me va luego a gustar me parece), tendría que mudarme lejos para ver si cambia mi opinión. Es uno de los misterios del ser humano, no sabemos valorar lo que tenemos y compramos cosas que no necesitamos. SIEMPRE queremos lo que tiene el vecino aunque no sabemos muchas veces qué hacer con eso. ¿Por qué será ches?

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