viernes, 25 de marzo de 2011

Los Fumancheros Mayas


El domingo pasado, en el prime time de un canal de aire pasaban El Día después de Mañana, y fue inevitable asociar la ficción con lo sucedido en tierras niponas. Desastres naturales devorándose ciudades enteras.

Inexorablemente me pregunté: ¿estará próximo el fin del mundo? ¿Vivimos los santos últimos días?

Claro que este planeta tierra vive postergando su desaparición, se ha pregonado su extinción desde el momento mismo de su creación, y aquí seguimos, esperando a ver si los mayas le dan al blanco y esto se esfuma en el 2012.

La paranoia del 2012 2012, o 21 según algunos, se desató con la película de Roland Emmerich y protagonizada por John Cusack, llamada…a que no adivinan, sí 2012!

Confieso que no la he visto, así que no tuve más remedio que ponerme a investigar acerca de estas profecías, realizadas por una de las civilizaciones mas avanzadas de la antigüedad.

Me declaro una escéptica en cuestiones relacionadas a la futurología aventurera, así que a medida que leía mi ceja izquierda se levantaba en señal de desconfianza, será también por que recurrí a un artículo que lleva por título: Las Falsas Profecías Mayas.

La cuestión es que según estas predicciones el Sol recibiría un rayo proveniente del centro de la galaxia y emitiría una inmensa «llamarada radiante» que transmitiría esa radiación a la Tierra y al resto del sistema solar. Este evento precedería al comienzo de un nuevo ciclo cósmico. En síntesis las catástrofes nos van a engullir.

Repito, mi incredulidad hacia estos cuentos es absoluta, empero, comencé a darle un poco de crédito cuando veo que María Teresa López está en la televisión, el tráfico consume tu alma, un mosquito activa el botón de Emergencia, tenés que pagar por estacionar en la calle, el bicentenario es la excusa del despilfarro estatal, Luis Miguel mueve 50.000 personas y abundan los abogados.

Si esas no son señales del más nefasto Apocalipsis, ya vivíamos en el infierno y no nos dimos por enterados.

Es la ley de la jungla, donde llegar a salvo a tu hogar es una victoria, porque significa que sobreviviste al tsunami de limpia vidrios y vendedores ambulantes, a los caminos destruidos por el terremoto de ineficiencia municipal, a la radioactiva clase política, al calentamiento global de un falso Mesías que hace de Presidente, a las réplicas sísmicas provocadas por buses chatarra y a la invasión de un odioso enjambre amarillo.

En general, estamos acostumbrados al caos constante, a vivir al límite día a día, sumergidos en batallas interminables. Estamos inmunizados al dolor, la hecatombe humana y el destrozo de la naturaleza.

Ante nuestros ojos un mundo organizado, respetuoso y en armonía, en el que cumplamos las leyes, Larissa Riquelme pueda convertir reales a dólares y Cerro Porteño salga campeón de la Libertadores, sería la más clara señal de que estamos ante principio del verdadero fin.

viernes, 11 de marzo de 2011

Efímeros relatos de una mente en clase


Esta semana en una de mis clases me dieron unos 15 minutos para realizar una redacción acerca de algo que pareciera ser insignificante, pero que sin embargo, resulta ser de vital importancia para llevar a cabo grandes cosas. Decidí hablar de una de mis tantas adicciones, la piedra filosofal de mis días. La inspiración no fue abundante, no hubo tiempo de corregir, pero para actualizar después de tanto, pues aquí se los dejo.


La modernidad convirtió en una vorágine nuestros días. El reloj con el paso acelerado no deja espacios a la contemplación y el disfrute de la simplicidad.

Correr es el modus operandi cotidiano, y nuestros actos son mecanismos impulsados por la inercia. En ese ritmo alocado que arranca tras el sonido terrorífico de un despertador, existe un instante en el que la rutina se transforma en encuentro delicioso, los segunfos renuncian a ser kamikazes y se detienen a observar el espéctaculo que conmueve mis sentidos.

La calidez al tacto, dejando atrás la frialdad robótica de mis movimientos, el aroma que se impregna y acapara mi nariz, el color oscuro que penetra en mis ojos de forma hipnótica y el sabor fuerte y empalagoso es mi despertar idilico.

La complicidad perfecta entre nosotros hace de mis mañanas una preparación ideal para afrontar desafíos, y por ello es que debo confesarme; el café matutino es mi VICIO!