Se vivían tiempos difíciles en una pequeña ciudad llamada Merchandising, la depresión económica que azotaba había convertido los días jueves, lunes y martes en días negros, y ante tal desesperación los habitantes buscaron escapar con Crack.
En el momento en que uno empieza a sentir cómo la necesidad en todas sus formas da un paseo morboso por el cuerpo, uno es capaz de cosas impensadas, incluso hasta la traición a uno mismo.
Esto ocurrió a un par de amigas, María Magdalena y Lisia, ésta última bautizada originalmente bajo el nombre de Mesalina, Lisia vendría a ser el nombre artístico que adoptó después.
Ambas jóvenes eran voluptuosas, rozagantes y honorables; sabían coser, bordar y abrir la puerta para ir jugar. No se imaginaban que esas tardes apacibles contemplando al astro rey perderse en el horizonte, con esos colores rojizos intensos habrían de convertirse en lujuriosas fiestas.
Cuando el concierto orquestal que daban sus estómagos era ensordecedor, María Magdalena y Mesalina decidieron que debían encontrar algo lo suficientemente eficaz como para alimentarse, y lo único que poseían eran sus cuerpos, por lo que decidieron ponerle precio.
Como la ofrenda del cuerpo les parecía vulgar y vacía, creyeron conveniente pensar en algo más que ofertar, algo que las diferencie de las demás; fue así que la casa bautizada por ellas como Golden Tongue, ofrecía no solo placer, sino AMOR.
Al poco tiempo se percataron que los hombres deseaban amar, la entrega del corazón de una mujer suponía más poder y excitación que la mera entrega de un cuerpo hueco de emociones.
Las dos se fueron descubriendo así mismas a medida que más hombres las desvestían, y sus encantos se convirtieron en armas fulminantes bajo los cuales caían apilados ésos débiles individuos.
Hasta que Claudio apareció en la vida de Lisia, quien a fuerza de rosas, pues poseía un inmenso jardín, conquistó a la codiciada mujer que abandonó por un tiempo la rentable actividad que ejercía.
Tras el precedente de Claudio, los caballeros que carecían de jardín acudían a Lisia a fin de que ella, a cambio de unas monedas, les proveyera de las rojas rosas, ansiando conseguir lo que Claudio y conquistar definitivamente el corazón de María Magdalena.
Lisia además volvió a explotar sus habilidades de costura y bordado, y fue fabricando distintos obsequios para María Magdalena que nunca se dejaba convencer pues se llevaba el 40% de las ganancias.
Un día un hombre autoproclamado Dios del amor, de nombre Cupido, llegó a la ciudad para demostrar que no necesitaba adquirir nada para ganarse a María Magdalena, sin embargo, ante tantos intentos fallidos decidió robarse su corazón de forma drástica, por lo que tomó un arco y una flecha, la atravesó con ella y la descorazonó.
Fue un 14 de Febrero, de un año desconocido. Lisia al enterarse de lo acontecido sollozando exclamó, vaya Valentín.
Decidió conmemorar ese día cada año siguiente vendiendo corazones de terciopelo, eso que San Valentín tanto deseaba. Lo de San lo instauró para sacarle un poco lo trágico.
Y así fue que sucedió…